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Capitulo 33 | Dueña del portal
Había nacido para ser bruja, pero nunca se había sentido realmente preparada, las mujeres de su familia venían de una larga generación de brujas que en un pasado muy lejano eran llamadas "Rojas" o "mujeres rojas""Seguidoras de la luz" entre otros nombres. Pero su abuela Agnes le dijo que solo eran brujas, al fin y al cabo, destinadas a tener en sus manos el poder de la luz para buenas acciones.
Aurora era una de esas buenas acciones.
Cuando desapareció fue la señal para aprender rápidamente a controlar sus poderes, aprendió lento al principio, pero logró traerla de vuelta. Y cuando lo hizo, deseó no haberlo hecho. Su amiga se perdió así mismo en el mundo donde había estado inmersa por dos años y medios.
Ahora de ella dependía de que Aurora volviera a sentirse completa y volviera a ser la misma de antes.
Había estado toda la noche leyendo libros y meditando concentrada en su mente, tratando de hacer algún tipo de contacto con quien tenía el otro collar, cuando lo hizo, la imagen de una mujer roja apareció ante ella, no solo su vestido era rojo, su cabello y sus ojos. Ambas se miraron aterradas como si jamás hubieran pasado por eso, pues era verdad.
Desde entonces Ema supo que concentrándose lo suficiente, podía ver a la mujer roja y hablar con ella... "Melissandre" se hacía llamar, seguidora del señor de la Luz, Melissandre le dijo que Robb estaba vivo y en la misma situación que Aurora, deseando fervientemente volver a encontrarse.
Sin embargo, cada vez que Ema hacía contacto con Melissandre le sangraba la nariz y terminaba durmiéndose por más horas de las que eran debido, así que evitó contactarse por varios días, hasta que de manera sorpresiva Melissandre fue quien la contactó <<Creo que puedo ayudarte a abrir el portal>> le dijo su antepasada.
Así que Ema decidió viajar a Irlanda, al árbol donde Aurora fue encontrada, Melissandre le había dicho que ese árbol poseía un poder especial que, combinados con el collar, eran capaces de abrir el portal que podría llevarla a Robb.
No estaba muy segura de como proceder, pero cuando llegó ahí se quedó parada frente al árbol por varios minutos sin saber que hacer o decir, era un árbol muy hermoso, con su tronco pálido y sus hojas rojas y era imponente en todos los sentidos, al cerrar los ojos, Ema podía sentir el poder que emanaba desde sus raíces, como si el árbol estuviera compuesto de recuerdos de miles de años atrás.
Sacó el colgante de Aurora de su bolsillo y cerró sus dedos alrededor de él, cerró los ojos y tras un largo suspiró, pronunció unas palabras que memorizó en latín: <<Lux in Domino, Vita Domini est, Serenat, lumen Ostende>> las repitió tres veces con los ojos cerrados, pasado unos segundos, se vio forzada a abrirlos por una segadora luz que la perturbó, el viento comenzó a correr alrededor de ella como si viniera una tormenta, el collar brillaba intensamente y en medio del tronco del árbol otra luz blanca comenzó a crecer hasta convertirse como en la entrada de un agujero negro, aunque éste era un agujero blanco.
Se llevó una mano a la frente para que la luz no cegara sus ojos, abrió las piernas para conservar el equilibro, trató de ver otra vez la cegadora luz, pero se le hizo imposible, así que trató de hablar por si alguien la podía escuchar.
—¿¡Melissandre!? ¡¿Estás ahí! — gritó por sobre el sonido del viento — ¡¿Hola?!
—¿Aurora?
Ema abrió los ojos asombrada, era la voz de un hombre.
—¡NO! ¡Soy Ema! ¿Robb?
—¿Aurora? — gritó la voz
—¡¡NO!! — respondió Ema sintiendo que iba a perder la voz.
La luz comenzó a brillar más de lo normal y de pronto, todo pasó demasiado rápido para Ema, el viento a su alrededor se hizo más pesado, tanto que hasta arrastró sus pies en la tierra humeda, el sonido como de un rayo la hizo taparse los oídos y cuando se descubrió la cara vio una sombra atravesar la luz y luego... un destello la impactó, lanzándola metros de distancia del árbol.
Por momentos perdió la conciencia volviéndose todo negro, pero cuando reaccionó y abrió los ojos, a su alrededor todo lucía normal, como si hubiera pasado por una alucinación. Se levantó limpiándose los pantalones de tierra y aunque la cabeza le dolía un poco y su nariz había comenzado a sangrar, se acercó al árbol con lentitud... y entonces lo vio.
Un hombre vestido de negro, con una ropa de la edad media, con el cabello rizado sucio por la tierra.
Se arrodillo junto al hombre y tocó su cara.
—¿Robb Stark?
El hombre comenzó a moverse con adolorido, cuando abrió los ojos Ema sonrió, incluso las palabras de su boca no podían salir.
—¿Dónde estoy?
—Bienvenido, Robb Stark — Ema se levantó y estiró una mano hacia él para ayudarlo a ponerse de pie — es un placer conocerte al fin.
Robb la miró extrañado.
—¿Quién eres?
—La mejor amiga de Aurora, he venido a llevarte con ella — Ema miró el atuendo del hombre — primero tenemos que hacer algo con esa ropa o pensarán que te escapaste de una película medieval.
—¿De una qué? — preguntó Robb pero Ema había comenzado a caminar — no importa, ¿Vas a llevarme con Aurora? — Ema asintió — gracias, mejor amiga de Aurora.
Ema se largó a reír.
—Me llamo Ema
—Gracias, Ema...
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