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Capitulo 27: Pequeñas esperanzas.
-Thorne hizo esto - Habló Edd detrás de él, Robb dejó escapar el aire que fluía a través de sus pulmones. Lo sabía... Jon le había mencionado la enemistad que tenía con el desafiante Alliser Thorne. Robb lo tenía en la mira desde que había llegado al muro. No parecía ser un hombre de fiar.
-¿En cuantos de tus hermanos crees que puedes confiar? - le preguntó Robb mirando a Edd de soslayo.
Edd miró a los tres guardias rodeando a Jon.
-¿confiar? - repuso con rudeza - los que están en esta habitación.
-¿El lobo te conoce? - volvió a preguntar Robb volviéndose hacia Edd. Éste asintió cortante - necesitamos toda la ayuda posible, ve a traerlo.
Edd asintió y se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo cuando alguien tocó la madera tras ella, todos los hombres ahí menos Ser Davos, desvainaron su espada apuntando a la puerta, Robb posicionó a Davos detrás de él junto al cuerpo de Jon para protegerlo.
-Ser Davos...
Era la voz de una mujer, una que Robb no reconoció, pero una que Davos sí. Robb miró al caballero de cebolla al igual que Edd, preguntándose si podían confiar en ella, la mujer roja. Cuando Davos asintió a Edd, todos guardaron su espada y le abrió la puerta.
Melissandre miró adentro buscando entre los hombres a Jon Snow, tras verlo pasó directamente a él y a Robb le sorprendió ver que los ojos de la mujer se habían aguado mientras miraba el cuerpo sin vida de su hermano, Edd cerró la puerta tras de sí mismo para ir en busca de Fantasma antes que Thorne y los demás traidores acudieran a la habitación en busca de rendición.
-Lo vi en las llamas - susurró Melissandre - luchando en Winterfell, junto a ti - ella miró a Robb detenidamente
-No puedo hablar por las llamas - repuso Robb alzando levemente las cejas - pero está muerto.
Melissandre acarició el pálido rostro de Jon y cerró los ojos cejando escapar un par de lágrimas, luego de enderezó y sus ojos dieron directamente en los de Robb, el Rey en el norte se sintió intimidado, como si ella pudiera ver todo dentro de él, hasta sus más recónditos pensamientos; la mujer se acercó a él estiró una mano con lentitud para tocar la cara de Robb, éste se alejó un poco pero al ver que no iba a hacerle daño la dejó posar su mano sobre la mejilla, Melissandre cerró los ojos por un momento y cuando los abrió Robb juró ver una pequeña llama en el fondo de sus pupilas.
