ADVERTENCIA: Este capitulo tendrá varios saltos en el tiempo, no vale la pena ser tan detallista, decidí ir al grano, ya que lo que leerán a continuación, son destellos de un recuerdo que Ema les muestra a Ian y a Aurora de su verdadero origen.
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***Recuerdo***
La mujer envolvió a la niña en una manta oscura y tomó la mano del niño que no superaba los tres años de edad, caminó con ellos hasta adentrarse en el bosque de los dioses donde se escondía una pequeña cabaña que parecía estar abandonada, una mujer con cabello rojo le sonrió.
— Por favor, llevártelos — le suplico — no puedo tenerlos aquí, podrían matarlos si los encuentran con vida.
La mujer de cabello rojo se paseó alrededor del niño, con sus cabellos de oro como los de un Lannister y los ojos verdes, observó a la bebé en los brazos de la desdichada mujer.
— Si los dejas conmigo, los terminarán encontrando de todas formas. No se puede esconder algo como ésto por tanto tiempo ¿Qué te dijo él?
La mujer, una noble de una casa menor, bajó la vista al suelo avergonzada y bastante asustada.
— Que me deshiciera de ellos — enfrentó a la mujer — ¡Pero no puedo!
— Son bastardos y son tus hijos, frutos de la infidelidad de Tywin Lannister — la mujer roja pasó sus dedos por la cabellera castaña de la chica — ella podría pasar inadvertida como una Lannister, sacó tu sangre pero él — apuntó al niño — él es un Lannister de pies a cabeza. Su vida aquí sería un peligro, para ella sin embargo... no.
La madre negó con la cabeza.
— Tienen que irse juntos, no los separaré... él tendrá que cuidar de ella
La bruja asintió.
— Y bien, ¿Donde quieres que los lleve?
— ¡Lo más lejos que puedas! ¡Lejos de éste mundo, si puedes! He oído sobre tí, Melissandre, sé de lo que eres capaz, y te ruego, por el dios de la luz... que me ayudes — la madre comenzó a lagrimear
— Mamá... — susurró el pequeño escondido entre sus piernas — no quiero mamá.
La madre miró a su hijo y le devolvió la mirada turbia hacia la bruja.
— De paso, borra sus memorias, que me olviden... Ellos deben comenzar una nueva vida, sin mí
La bruja lo consideró, la madre besó la cabeza de su pequeña hija de un par de meses y luego besó al niño.
— Sé un buen niño, Ingeras — le susurró — cuida de tu hermana Aurora.
— No quiero que te vayas mamá — susurró el niño con el rostro empapado.