Conciencias problemáticas

178 7 3
                                    

Editado y corregido: 12 de enero de 2016

Capítulo 6 - Conciencias problemáticas

Fernando

Me acabo de quedar estático, helado frente a la puerta del chalet. Estoy un poco aturdido por lo que ha sucedido, no estoy seguro de saber si ha sido real o no. ¿He estado a punto de besar a Elisa? Wow, me he impresionado a mí mismo. Nunca pensé que llegaría a intentar semejante acto con ella. Pero no sólo estoy anonadado por mi comportamiento sino también por el suyo. Por un momento parecía que ella estaba dispuesta a recibir aquel beso por mi parte aunque saliese corriendo en el último segundo. ¿Habría besado finalmente a Elisa de no haberse marchado y entrado en su casa? Estoy seguro, una parte de mí deseaba haberlo hecho. Debo reconocer que es algo que llevaba planteándome desde hace no mucho pero siempre rechazaba la idea puesto que la considero mi mejor amiga. Sí, aunque nos hayamos distanciado no ha dejado de serlo. Rubén es mi mejor amigo, Álvaro y Andrés son grandes colegas pero con quien tengo más confianza es con Rubén. Pero esto es en cuanto a chicos. Respecto a las chicas Elisa siempre ha ocupado el lugar de mejor amiga desde que la conozco, ni siquiera Aurora como su prima ha llegado a ser tan cercana a mí. Doy una última mirada a la puerta y vuelvo a casa.

Por el camino sus palabras antes de marcharse resuenan en mi cabeza. "Lo siento, no puedo hacerlo". ¿Qué significa eso? ¿Acaso nuestra amistad le impide dar un paso más hacia delante?

"O quizás se haya percatado al fin de tu gran incompetencia e idiotez" se burla mi conciencia.

Ignoro los pensamientos negativos de mi cabeza, a veces me juega malas pasadas. Puede que lo mejor para solucionar esto es que la llame o mande algún mensaje para aclarar las cosas. O aunque sea pedirle que mañana antes de embarcar me de alguna respuesta.

"No es buena idea, al menos lo de hablar por mensaje. Tengo la sensación de que necesita meditar lo que ha ocurrido"

Meditar. Eso es lo que yo estoy haciendo y ella estará igual. Será mejor que esta noche la deje tranquila, mañana procuraré hablar con ella y descifrar algo de su comportamiento hace unos minutos. Pero, algo sigue sin dejarme tranquilo. Dejando aparte la opción de no querer besarme por ser mi amiga, creo que había algo más.

"Puede que por un lado quisiera el beso, pues se retiró justo antes de que pasara. Que algo la frenase"

Es una posibilidad muy probable ahora que lo pienso. Algo en mi pecho se expande y hace que se hinche. ¿Será esperanza? ¿Por qué siento eso, acaso de verdad lo quería? No, fue un mero impulso. ¿O no? No sé si intento aclarar mis dudas o crearme más. Acabo de llegar a la puerta de mi casa. No he tardado mucho pero ya es tarde, es la una de la madrugada y mañana me levanto a las seis. Aún tengo cinco horas y el viaje en avión para dormir... Eso sería si no tuviese que terminar la maleta. Ag, si no se hubiera presentado Rubén en casa veinte minutos después de comenzar a hacerla después de comer la tendría terminada. La luz de la cocina está encendida, supongo que mi madre se habrá quedado despierta hasta que volviera.

-Ya estoy aquí- anuncio en bajo cuando entro.

Mi madre sale de la cocina y se planta delante de mí con expresión de enfado.

- ¿Se puede saber qué ha pasado aquí, señorito?

Está cabreada, muy cabreada.

-Puedo explicarlo mamá.

-Muy bien, pues explícame por qué has roto las luces de farolillos de tu hermana Zaida, por qué me he encontrado una caja de petardos en el salón y por qué mi impecable y cuidada cocina está hecha una pocilga.

Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora