Enfréntate a tus miedos

50 2 2
                                    

Capítulo 39

Elisa

-Perdón querida, ¿he escuchado bien?

-Sí Aurelio, quiero volver a ser yo.

Me encuentro en el despacho del director. Vuelve a ser lunes y he venido a hablar con él de un asunto muy importante. He decidido dejar de esconderme y regresar a mi verdadera persona. Ya no más cambios ni secretos, con las personas que aprecio a mi lado puedo con todo lo que me echen. Además, así me deshago de la traumática experiencia como Annelise.

-¿Ha ocurrido algo que justifique este cambio?- sigue preguntando sorprendido.

No quiero contarle lo que hizo su hijo, el hombre es demasiado bueno como para llevarse un susto por ese irresponsable.

-Simplemente me siento preparada para afrontar todo y sé que las personas más cercanas a mí me apoyarán.

Desde que Bea, Fer y Carlos saben todo, me siento muy arropada por ellos. Cuando Bea y yo regresamos de las compras -de las cuales no llegué a ver eso "especial"- decidí contar absolutamente todo a los chicos puesto que sólo tenían conocimiento de ciertos detalles. En aquel momento Fer comenzó a maldecirse por estar con Aurora y por no darse cuenta en su momento de lo que sucedía. Se frustró tanto que abandonó el salón y se encerró en su cuarto. Menos mal que a la mañana siguiente conseguimos sacarle y tranquilizarle.

-Te recuerdo que esto es una medida de protección. Si la rechazas ahora y te ocurre algo después, el centro no se hará responsable puesto que te ha aportado la ayuda necesaria y tú has decidido rechazarla.

-Sé a qué me atengo, pero estoy segura de dar el paso. Usted sabe muy bien que no podría mantener esto toda mi carrera así que mejor hacerlo ahora.

El director duda un segundo pero inmediatamente pone su cariñosa sonrisa.

-Me alegro por tí, Elisa. Vas a enfrentarte a tus sombras y eso me enorgullece. Porque, vas a plantarle cara. ¿No es así?

No llevo ni un año en la universidad y el director me conoce a la perfección. Quizá sea por mi mirada decidida o por las ganas que tenía en su momento de hacérselas pagar a Aurora, pero reconoce a distancia mis intenciones.

-Qué bien me conoce Aurelio- contesto con una sonrisa.

La puerta de su despacho se abre de golpe, sin que nadie haya llamado antes.

-Oye padre, esto ha llegado hace unos minutos. Creo que es del Ministerio...

Si no estuviese su padre delante, le partiría la cara aquí mismo. Parece que el muy ciego no ha visto que su progenitor está reunido y mucho menos a la persona con quien lo está. Cuando Miguel decide alzar la cabeza, se queda ojiplático al verme. Seguro que piensa que he venido a contar lo que me hizo.

-Hijo, ¿puedes esperar fuera? Estoy reunido con una alumna.

El tono de enfado y reproche es más que notable. Parece que no es la primera vez que ocurre esto y ya le cansa.

-L-lo siento, me quedaré fuera con Ágatha.

Teneroso retrocede y sale disparado.

-Siento la interrupción- suspira el hombre- A veces no puedo con él.

-No se preocupe. No tiene por qué disculparse por su hijo.

Nos quedamos conversando unos minutos mientras va realizando los cambios pertinentes a mi nueva vida... O a mi vida real, mejor dicho.

-¿Podré regresar a mi antiguo apartamento con Beatriz?- pregunto esperanzada.

-Si estás más cómoda allí, no veo inconveniente.

Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora