Capítulo 27
Elisa
Sólo puedo sonreír. Todo mi rostro está iluminado por una tonta sonrisa de enamorada. Me siento en las nubes, completamente emocionada después de lo pasado hace apenas unos minutos. Camino despacio por el pasillo vacío hasta encontrar mi apartamento. Con pereza llevo las manos al pequeño bolsillo del vestido. Palpo el móvil pero nada más. ¿Y mis llaves? Oh no. ¿Se habrán caído en el césped? Tengo que volver a por ellas. Me giro para salir corriendo pero choco contra alguien cayendo al suelo.
-L-lo siento- dice la persona.
Levanto la cabeza y veo que es Fer.
-F-fer ¿q-qué haces aquí? Tenéis prohibido entrar en este ala.
-Lo sé pero se te cayó esto en el pasillo de la universidad- extiende su mano para ayudar a levantarme y después enseña mis llaves. El contacto hace recorrer una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
-Gracias, las estaba buscando. Pensé que las había perdido.
-Bueno, ahora ya estarás más tranquila.
Cojo las llaves de su mano y esa descarga vuelve a recorrerme. Retiro la mano e introduzco la llave en la cerradura.
-De nuevo te agradezco que las hayas recuperado- le digo mirando sus ojos.
-No podía dejar que cualquiera pudiese entrar en vuestro apartamento- contesta acercándose a mí- No estaría protegiendo a mi "prometida".
En seguida me pongo roja. Su prometida. La prometida de Fer. Suena, bien. Me gusta. Miro sus preciosos ojos verdes y me pierdo en ellos. Aprecio un atisbo de ¿qué? No sabría explicarlo. Poco a poco me acorrala contra la puerta y sin previo aviso comienzo a besarme. Atrapa mis caderas y yo me sujeto de su nuca. Cortos e intensos besos que reparte por mis labios y mi cuello. Siento una punzada de dolor cuando me muerde pero es aplacada enseguida cuando vuelve a mis labios. Desliza sus manos hasta mis posaderas y me atrae más a él. Intento como puedo seguirle el ritmo. Muerde mi labio inferior y tira de él para luego introducir su lengua en mi boca. Su músculo choca con el mío y se debaten en una guerra con mi cavidad bucal como campo. De pronto escucho pasos que se acercan a la puerta dentro del apartamento y me separo.
-¿Desde. Cuándo. Eres. Tan. Apasionado?- pregunto entre respiraciones.
-Desde. Que tengo. La.oportunidad. De recuperar. El tiempo. Perdido. Contigo- dice de igual manera.
Me planta un beso en la frente y sonríe.
-Hasta mañana Eli.
-H-hasta mañana Fer- le digo mientras se aleja por el pasillo y sale al rellano donde le pierdo de vista.
Me apresuro a girar la llave de la cerradura y entrar en el apartamento. De inmediato cierro de golpe y me apoyo en la puerta deslizándome por ella hasta el suelo con las manos unidas en mi pecho.
-¡Por Dios Eli! Llevo llamándote horas- me grita Bea- ¿Dónde narices estabas?
Subo la mirada hasta ella. Lleva unos vaqueros oscuros y una camiseta de manga corta roja. Su pelo está alborotado y se nota que está alterada.
-Te digo que es urgente que vengas y apareces más de tres horas después del mensaje- dice cruzándose de brazos a pocos pasos de mi.
-L-lo siento mucho Bea- me disculpo apartando la cabeza a un lado.
Suelta un fuerte suspiro y noto que se relaja de manera notable.
-Adri también te estaba buscando porque saliste corriendo sin comentarla nada- ha bajado el tono de voz y está más tranquila- Estaba muy angustiada cuando ha venido a verme. Le he pedido que se fuera y cuando te encontrase ya le informaría.
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Una sonata para ti
Dla nastolatkówElisa y Fernando son amigos desde que eran niños pero con el paso de los años Elisa no lo ve como tal sino como alguien con quien quiere compartir más que una amistad. Pero, ¿cómo conseguir algo así si incluso ser amigos ha pasado a un segundo plano...