Unas nuevas amigas

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Capítulo 32

Bea

Ha pasado un mes desde que no veo a Elisa. No encontrarla las dos primeras semanas fue normal por la expulsión pero lo que vino después no. Estuvimos investigando para saber dónde estaba y nos sorprendimos con la información que conseguimos. Elisa no sólo cambió de apartamento sino que también le mandaron a un bloque distinto, sus horarios de clase han cambiado y ya no coincido con ella en nada, su taquilla es otra diferente y no logro visualizarla por los pasillos ni en la cafetería a la hora de comer. Es como si hubiese desaparecido.

He intentado buscarla fuera de la jornada escolar en las pistas pero nunca está allí. Carlos no ha tenido mucha suerte, no ha hablado con ella desde el día que nos despedimos. Incluso hemos recurrido a preguntar por ahí por si alguien sabe algo pero ha sido en vano. Mucha gente se enteró de su expulsión y los motivos de ella pero no la han visto. La mayoría piensa que, tras echarla dos semanas, decidió dejar la universidad. Hemos hablado con otras compañeras de patinaje que no son nobles pero no saben nada porque ya no pasan lista en las clases y las aulas que estaría frecuentando Elisa serían las grandes, lo que obstaculiza localizarla no sólo a ella sino a cualquier persona.

Estuvimos a punto de acercarnos a Aurora pero ahora es imposible. Su gran masa de seguidores/guardaespaldas improvisados ha aumentado con la incorporación de un nuevo miembro. No sabemos cómo lo ha hecho pero ha logrado salir con Fernando, de quien no se separa ni un segundo. Corren rumores poco lícitos sobre ellos y Carlos los sufre de primera mano. Para él es muy habitual llegar al apartamento y que salgan los dos de la habitación de Fernando... Incluso lo ha visto al levantarse por las mañanas.

Sobre Fernando, bueno, han cambiado mucho las cosas. Ya no nos habla, con Carlos tiene que hacerlo a la fuerza pero no con Adri ni conmigo. Su actitud es de superioridad ante los demás y de prepotencia. Sinceramente da asco.

Voy camino a las taquillas y de repente me choco con alguien cayendo las dos al suelo. Levanto la vista a la vez que me toco el brazo por el golpe y me encuentro a una chica pelirroja con gafas de sol, delgada y de piel clara. Cuando me ve se acerca a mí para comprobar que estoy bien y después hace un gesto extraño. Pone una mano sobre otra y la frota.

-¿Qué significa eso?

-Oh, Samanta- escucho a alguien detrás mía- Espero que esté bien.

Veo a una chica morena de pelo largo y rasgos asiáticos acercarse a la pelirroja y tocar suavemente su hombro. Cuando la ve, sonríe e intercambian gestos.

-Dice que siente mucho haber chocado contigo- me comunica la morena- Es que es sordomuda y no te ha escuchado.

Las dos nos levantamos y al fin puedo verla bien. Es de mi altura y delgada, las gafas de sol no me permiten ver sus ojos además de cubrir parte de su rostro.

-¿Por qué lleva las gafas?- le pregunto- ¿Acaso también es ciega?

-No, no. Ha tenido una conjuntivitis y tiene que usarlas unos días- me sonríe y me extiende su mano- Soy Mimi Sue, ayudante y amiga de Samanta.

Le estrecho la mano y miro a la chica de nombre Samanta que me saluda con la mano y le devuelvo el gesto.

-Veo que eres de patinaje- dice Mimi señalando mi bolsa que llevo colgada con unos patines bordados- ¿Vas a clase ahora? A nosotras nos toca a esta hora.

-No, yo ya la he tenido. Ya sabes, la nobleza tiene primero las pistas.

Samanta toca su brazo y ella, creo, le traduce todo a lenguaje de signos.

-Entonces nos vamos- dice Mimi cuando termina- Podríamos vernos después de clase.

-Sí, claro- le sonrío- ¿A las dos y media en la cafetería? Puedo comer hoy aquí con vosotras.

Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora