La desaparecida y el baile

85 5 7
                                    

Capítulo 25

Bea (¡nuevo punto de vista!)

Después de despedirme de Elisa no he vuelto a verla en todo el día. Me preocupa mucho porque la dejé en las taquillas y desapareció. La he estado buscando, no se ha presentado a ninguna de las clases y tampoco la he visto por los pasillos de la universidad (a parte de no coger el teléfono). ¿Dónde narices se habrá metido? Adriana está tan preocupada como yo o incluso más porque hoy se supone que tenía una reunión con ella y con el resto de la realeza de la Universidad. Vamos camino a los apartamentos por si la vemos cerca de allí. Por el camino escuchamos jaleo cerca de unos merenderos en los jardines y una de las voces la reconozco.

-¿Viste la cara que puso cuando le dije que sabía todo?- comenta a quién identifico como Aurora.

-Casi se echa a llorar la pobre- contesta otra chica.

-Te digo yo que esa no va a durar mucho antes de querer largarse de aquí- dice otra soltando una leve risa.

No soporto que haya personas como ésas y lo peor es que la cabecilla del grupo es la prima de mi mejor amiga.

-¿Con quién crees que se habrán metido en su primer día?- pregunta Adriana.

-No lo sé pero me compadezco de la pobre chica que se haya cruzado en su camino.

Seguimos andando hasta el edificio y cogemos el ascensor. Al llegar a la planta Adriana me acompaña al apartamento mientras hablamos. Ya dentro se me ocurre llamar a Elisa por si está en casa.

-Eli, ¿estás arriba?

Nadie contesta. Decido subir las escaleras seguida de mi amiga e ir al cuarto de Elisa. La puerta está entornada y hay una leve luz de, supongo, la lámara de la mesilla. Miro dudosa a Adriana y ella muestra una pizca de temor en sus ojos. Me armo de valor y empujo la puerta. Me llevo una gran sorpresa al ver a Fernando dormido, sentado junto a la cama de Elisa con la cabeza apoyada en el colchón mientras ella duerme.

-Bueno, ahí está la razón por la que ha faltado todo el día- dice Adriana mirando hacia la cama con sonrisa pícara.

Coincido con ella y realizo el mismo gesto. Sin embargo algo me hace cambiar de opinión. En el suelo junto a Fernando hay una palancana con agua y toallas lo que me extraña. Entro en la habitación y observo que Eli tiene una toalla en su frente y su rostro está enrojecido. Me acerco a la cama y con sólo rozar sus mejillas puedo notar que tiene fiebre.

-Creo que no tiene nada que ver con lo que hemos supuesto.

Adriana entra y se coloca en el otro lado de la cama. Un movimiento a mis pies hace que desvíe la mirada, parece que el principito se ha despertado.

-Buenos días bello durmiente- le digo soltando una carcajada que le asusta.

-Eh, h-hola Bea- dice levantándose con rapidez- ¿Qué haces aquí?

-Esa pregunta le corresponde hacerla a ella- replica Adriana y él da un respingo al no haberse dado cuenta de su presencia.

-Pues vi que Elisa se desmayaba en el pasillo y la llevé a la enfermería de...

-¿¡Que se ha desmayado!?- le salto sorprendida y enfadada- ¿¡Y por qué narices no me has dicho nada a lo largo de la mañana!?

-No se... ¿¡quizás porque me he quedado cuidando de ella todo el día!?- me dice molesto.

-Tiene razón Bea- contesta Adriana- Puede que no nos haya dicho nada pero por lo menos no se ha separado de ella.

Miro un poco resentida todavía a Fer pero con un largo suspiro indico mi concordancia con Adriana.

Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora