Capítulo 22
Elisa
Estoy como flotando en una nube, literalmente porque al sentarme en el sofá con este vestido tan pomposo hace que lo parezca. Me quedé realmente sorprendida esta mañana al ver el vestido de princesa sobre mi cama. Sinceramente no me lo esperaba y la carta fue toda una alegría. Soy una princesa, quién lo diría y tengo una carta que lo confirma. Esto es un papel, un rol que me toca representar así que debo comportarme como tal... pero no sé cómo hacerlo. Es gracioso pues me parezco a la Princesa Sofía ya que no sé qué debo que hacer y por supuesto no estoy lista. Aun así el traje era precioso y me lo puse. Al verme Bea con él puesto se quedó con la boca abierta y daba vueltas a mi alrededor diciendo: "¡Qué suerte tienes tía!" a lo que respondí con una leve risa. Sí, fue una verdadera sorpresa para ambas y para Carlos pues pocos minutos después me lo encontré en los jardines.
Iba caminando con Bea y Adriana por los jardines. De pronto alguien por detrás me tapó los ojos con las manos a la vez que escucho cómo mis amigas se ríen.
-¿Quién soy?- dice una voz que conozco muy bien.
-Mmm, no sé. ¿Carlos?
-Claro que sí- dice a la vez que me quita las manos de los ojos y me da un beso en los labios.
-Qué elegante vas... ¿majestad?
-Sí, resulta que soy la princesa del bloque uno. ¿No es genial?
-Lo será más en cuanto sepa qué papel tengo yo en ese bloque.
-¿E-esás también en ese?
-Da la casualidad de que sí- se acerca a mi oído- Así podremos estar más tiempo juntos.
Me ruborizo un poco pero por alguna razón no me entusiasma esa idea.
-Bueno tortolitos- dice Bea- Es hora de ir a la reunión y de que este chico descubra "su identidad".
-Esta bien- responde Carlos- ¿Qué tal si nos vemos esta tarde?
-Vale, ¿a las cinco en el hall del bloque?
-Hecho- dice fijándolo con un beso en mi mejilla- Allí estaré.
Ahora estoy esperándole en el hall del bloque y al sonar el clinqueo del ascensor y ver a Carlos salir por las puertas una pequeña parte de mi se estremece. Está guapo vestido de príncipe pero algo en mí prefería que no lo fuese.
-Es increíble que los dos estemos en el mismo edificio y seamos de la realeza.
-Eh, sí claro. ¡Qué suerte!
-Ven, te he preparado una sorpresa.
-Sí, por supuesto.
Salimos fuera y nos vamos hacia una zona de árboles situada detrás de la universidad. Le estoy llevando hasta un claro donde le dije a Bea que me preparase un picnic. Espero por su bien que lo haya hecho o si no acarreará con las consecuencias. Por el camino vemos varios alumnos paseando o practicando algunas de las artes por las que han sido escogidos en el proyecto. Finalmente llegamos al claro y efectivamente ahí está la manta y la cesta de picnic. Nos sentamos en la manta y comenzamos a comer. Un sándwich por aquí, un zumo por allá, y por supuesto chocolate (tengo que ayudar a Bea con este problema...)
Fernando
No puedo permitir que ese capu... no lo diré, pero no quiero que se acerque a Elisa. Mis padres llegan minutos después con mis maletas y ¿otras dos más? Dicen que son de Elisa, a sus padres se les pasó que era obligatoria la residencia en la universidad y les han pedido a los míos que se las trajeran. Ahora tengo que subir a su planta y dárselas a Bea. Cojo el ascensor como puedo y subo hasta el tercer piso. El ascensor es curioso porque tiene tres puertas: una al frente y dos a los lados, así impiden que se junten chicos y chicas en el mismo rellano. La puerta de la izquierda se abre y veo a unas cuantas chicas y a Bea sentadas en los sillones que al verme empiezan a cuchichear entre ellas.
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Una sonata para ti
JugendliteraturElisa y Fernando son amigos desde que eran niños pero con el paso de los años Elisa no lo ve como tal sino como alguien con quien quiere compartir más que una amistad. Pero, ¿cómo conseguir algo así si incluso ser amigos ha pasado a un segundo plano...