Un enlace que celebrar

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Capítulo 44

Elisa

-No me puedo creer que le hayas dado una bofetada. ¿Desde cuándo eres tan agresiva?

-Hay personas que sacan lo peor de mí.

Estoy en la habitación de la casa terminando de guardar mis cosas en la maleta mientras hablo con Bea por teléfono. He estado tan absorta en este ambiente que me he olvidado de llamarla en todas las vacaciones y está aprovechando el tiempo perdido. Fer está abajo ayudando a su madre a recoger el salón. Por desgracia ella tiene que quedarse aquí debido a las plazas de la furgoneta, ya que son siete y entre todos sumamos ocho. Aun así no ha sido algo desagradable para Belén porque nos ha dicho que empleará el tiempo en arreglar algunos papeles pendientes de la antigua empresa de sus padres.

-Pues menos mal que lo has hecho tú porque en cuanto me hubieras dicho algo al respecto de ese encuentro, habría saltado a por ella sin pensármelo dos veces- escucho enfurecida a Bea.

-Cálmate Bea y guarda esos humos para las batallas del final del cuatrimestre.

-Ah, sí- bosteza- Ya se me habían olvidado.

La verdad es que con el paso de los meses ambas hemos dejado de tener interés en las guerras ficticias que se realizarían la última semana de clases. Yo estoy pendiente de los cargos y títulos nobiliarios, sí, pero no a qué bloque pertenecen. Además, sabiendo que todo el bloque uno está unido y que no tiene como aliado al bloque de Aurora, lo demás me importa bastante poco. Lo sé, no mostramos interés por los proyectos de la universidad. Unos brazos rodean mi cadera y noto un aliento en mi cuello. Sonrío.

-Tenemos que irnos- me susurra Fer en el oído que no tengo aprisionado por el teléfono- Y mis hermanas no están muy dispuestas a dejarnos detrás con lo cual deberíamos estar abajo cuanto antes.

Tanto Cristina como Zaida se han mantenido lejos de nosotros y no me han dirigido la palabra en toda la semana. No creo que mi situación con ellas mejore y sinceramente no es lo que me gustaría, preferiría tener una buena relación con todos los miembros de la familia de mi novio.

-¿Ese es Fernando?- pregunta Bea.

¿Cómo narices ha podido escucharlo?

-Sí- suspiro- Nos vamos a marchar ahora, así que tengo que colgar.

-Vale, vale. Ya te dejo para que disfrutes del viaje de vuelta con tu novio- suelta entre risas.

-Pues si no nos damos prisa, no sucederá nada de eso- contesta Fer a la vez que besa mi cuello.

Genial. Creo que debería bajar el volumen del altavoz y la potencia del micro para la próxima vez.

-Nos vemos esta noche Bea, adiós.

Cuelgo la llamada y cierro la maleta. Fer sigue sin soltarme pero ahora no me besa, se limita a rozar su nariz contra mi cuello.

-Si no me equivoco, teníamos prisa.

Él se queja como un niño pequeño al que le quitan su juguete favorito pero se retira y coje mi maleta. Salimos de la habitación y bajamos hasta el salón donde nuestros padres hablan. Sin maletas y sin Zaida o Cristina. Esto no me gusta.

-¿Dónde están Cristina y Zaida?- pregunta Fer por mí.

-Ya están en el coche- responde Belén- Podéis ir yendo vosotros también.

Sonrío forzadamente y me fijo en mi padre. Lleva una camiseta negra pero cuando se gira descubro un texto que me deja sin habla.

 Lleva una camiseta negra pero cuando se gira descubro un texto que me deja sin habla

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Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora