Editado y corregido: 14 de marzo de 2017
Capítulo 12
Elisa
Han pasado cinco minutos. Cinco minutos desde que Fer ha salido por la puerta de mi casa. Desde que ha dejado todo mi mundo patas arriba. Desde que me ha besado... Y aún no me lo creo.
¡Dios mío! Nos hemos besado, ha ocurrido de verdad. Después de tanto tiempo esperando esto al fin nos hemos besado. Quizás sí podamos tener juntos un final feliz, vivir nuestro propio cuento de hadas y quizás él sea mi príncipe azul después de todo. Vale, puede que me esté precipitando y fantaseando demasiado pero hay algo que sí es cierto: soy muy feliz ahora mismo. Mi mente no puede evitar recordar el beso, rememorar cómo se sentía su cuerpo presionando el mío, sus labios moviéndose sobre los míos... Ha sido un momento inolvidable pero, ¿le habrá gustado a él? Sé que no soy una experta en los besos pero tampoco ha estado mal. ¿Verdad?
A quién quiero engañar. Para él no habrá significado nada, seguramente ni siquiera quería hacerlo y sólo respondió a las claras señales que emitía mi cuerpo con irrefrenables deseos de un beso suyo. Además, no necesito corroborar los rumores sobre la técnica de besar que posee Aurora, muchísimo mejor que la mía. ¡Un segundo! Aurora, me había olvidado completamente de ella. ¿Qué va a pensar ella sobre lo sucedido? ¿Cuáles serán sus represalias conmigo? ¿Qué le ocurrirá a Fer? Me he esforzado mucho para no entrometerme entre ellos y ahora se ha estropeado todos. Además, como se entere de todo esto estoy muerta y su relación también lo estará. Aunque eso no estaría mal y no me arrepiento mucho de ello. ¡Por favor Elisa, deja de decir sandeces! Necesito mantener la cabeza fría y pensar con más claridad. Lo mejor será que me dé una buena ducha de agua fría y espero que así me serene.
Subo a mi habitación y cojo el iPod con sus altavoces para escuchar música mientras me ducho. Lo dejo en el bajo y bajo a la cocina donde junto a la lavadora está la ropa limpia de la que extraigo un par de toallas. Justo en ese momento escucho caerse unas llaves tras la puerta y me apresuro para abrir a mi madre.
—Hola cariño, ¿cómo te encuentras? —pregunta mientras introduce en casa varias bolsas con verdura y fruta fresca.
—Mejor, iba a darme una ducha ahora.
—Muy bien, pero date prisa. Aún tenemos que comer y mira qué hora es —exclama mientras mira su reloj de muñeca y entra apresurada en la cocina.
—Me pregunto de quién será la culpa —susurro entre risas mientras subo al baño para ducharme.
Entro en el baño y abro el grifo del agua caliente porque no voy a echarme agua completamente helada al cuerpo, entonces sí que caería enferma de verdad. Entre tanto programo el iPod en modo aleatorio y lo conecto a la base de altavoces. Una canción de un grupo británico comienza a sonar y me introduzco en la ducha. Regulo la temperatura del agua más fría de lo habitual para mí y empiezo a enjabonarme al ritmo de la música.
Ya estoy aclarándome el pelo cuando "Para Elisa" comienza a resonar por los altavoces. Vaya, inconscientemente se me ha dibujado una sonrisa. Sin embargo, no tarda en desaparecer cuando un pensamiento invade mi mente. Su novia es Aurora, no yo. Ella además es mi prima y no debería haberla traicionado así. Y Fer... seguro que para él ha sido todo un error. No me percato de mi llanto hasta que una de mis lágrimas llega a la comisura de mi boca y esa es mi perdición. Desconsolada caigo de rodillas en el plato de ducha y rompo a llorar, con el agua que cae de la alcachofa como tapadera de mis llantos.
Es como si tras ganar una batalla el soldado se percatase de que tiene una flecha clavada en el abdomen que le está desgarrando y provocando un desangrado.
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Una sonata para ti
JugendliteraturElisa y Fernando son amigos desde que eran niños pero con el paso de los años Elisa no lo ve como tal sino como alguien con quien quiere compartir más que una amistad. Pero, ¿cómo conseguir algo así si incluso ser amigos ha pasado a un segundo plano...