Una sonata para ti

Regalos, regalos y más regalos

Capítulo 34

Fernando

"Entonces, ¿nos veremos tras las vacaciones?"

"Por supuesto, me encantaría volver a verte"

Tras esas palabras selló la conversación con un beso y desapareció entre los jardines del campus. Aquella noche no volví a la fiesta dejando a Aurora y a Alicia, la nueva princesa del bloque, un poco plantadas. Regresé a mi apartamento donde me quedé despierto mirando en mi portátil las antiguas fotos que tenía con Elisa. Cada vez que aparecía su sonrisa notaba mis mejillas arder y a veces tenía que bajar la pantalla de golpe por la cara de enamorado que se me estaba poniendo. En torno a las tres de la mañana escuché cómo Carlos entraba en su habitación acompañado de alguien que no paraba de reíse a pesar de las advertencias de mi compañero, que alertaban mi posible despertar. Aunque fue un poco absurdo porque no sólo estaba ya despierto sino que hicieron tanto ruido en su cuarto durante la noche que me hubiese desvelado igualmente. Vaya, ese chico debe hacerlo muy bien para provocar semejantes reacciones en aquella chica. A la mañana siguiente no me dio tiempo a ver con quién estuvo, se fue muy temprano. Ese mismo día hice las maletas y me fui con mis hermanas a casa para estar las Navidades con mis padres. Estaba ilusionado porque habían invitado a los padres de Elisa a pasar Nochebuena con nosotros. Desgraciadamente su hermano la invitó a ella para que pudiese ver a su sobrina quien ya tiene dos años y medio. Al final pasó con ellos todas las fiestas y no pude darle mi regalo de Navidad, espero tener hoy la oportunidad. Sí, hoy regresamos a la universidad. Han terminado las vacaciones y toca volver a clase. Estoy impaciente por volver a verla, lanzarme y besar de nuevo sus perfectos labios. El problema ahora es Aurora, tengo que romper con ella en este cuatrimestre como sea.

Voy con mis hermanas de camino a Deyton en el autobús. Cristina va inmersa en la música de su móvil mientras que Zaida chatea con sus amigos. Yo en cambio miro por la ventana calculando el tiempo que falta hasta nuestra parada. Cuando al fin llegamos, un tropel de estudiantes que viajábamos todos juntos bajamos del autocar dejando al vehículo público prácticamente vacío. Cada uno con sus respectivas maletas nos dirigimos a la zona residencial.

-¿Te dignarás este nuevo año a visitarnos más de dos veces en el cuatrimestre?- me pregunta irónica Cris.

-Claro, es uno de mis propósitos de año nuevo- contesto con una risilla.

-O sea, que no le vamos a ver ni en pintura- completa Zaida.

-Bueno, creo que este año van a cambiar mucho las cosas- finalizo antes de desviarme hacia mi edificio.

Cojo el ascensor junto con otros chicos del bloque a los que saludo y deseo un feliz año. Al llegar a mi planta me encuentro a Raúl que está en el sillón hablando con algunos compañeros.

-Mira quién aparece al fin- dice acercándose a darme un abrazo- Pero si es el pijeras heredero al trono.

-Feliz año nuevo a ti también Raúl- río cínico.

-Venga, no te pongas así. Si vienes entero de Ralph Lauren no te extrañe que te llame así.

-Es un regalo de Navidad de mi abuelo. Según él tengo que vestir más elegante.

-¿Más aún? Si eres uno de los personajes de la realeza que mejor viste.

-Con el rey del bloque cinco por delante y la princesa del tres.

Ambos terminamos con unas risas. Caminamos al apartamento donde saco mis llaves y abro la puerta para poder pasar los dos. Dejo la maleta pegada a la pared y detecto voces provenientes de la cocina acompañadas de risas.