Sin corregir ni actualizar
Capítulo 19
Fernando
Bea da media vuelta y desaparece a paso apresurado por el pasillo. ¿Qué es lo que ha querido decir con que será demasiado tarde? Confuso regreso a la sala de espera donde dejé a Elisa pero no está. Supongo que habrá pasado dentro así que tomo asiento y espero. Diez minutos después sale sin vendaje y usando una sola muleta. Me levanto y me acerco a ella.
-Veo que te has librado de la venda- le digo animado mientras la ayudo sujetándole la muleta sin usar y ella organiza los informes del médico.
-Sí, me ha dicho que se ha curado antes de lo previsto pero que tenga cuidado- dice regalándome una pequeña sonrisa.
Emprendemos el camino de vuelta a casa. Estamos en silencio pero no es incómodo. Paramos en un semáforo en rojo y me giro un momento a mirarla. Esos ojos miel y su pelo color avellana relucen con el sol de mediodía, su permanente y leve sonrisa hace que me pierda en ella, sus delicadas y delgadas manos apoyadas en la muleta la hacen parecer frágil, su delgada figura con curvas no muy pronunciadas pero definidas me atrapan hasta que caigo en la cuenta. Me atreví a besar a Aurora y acepté ser novios porque Elisa me rechazó pero de quién estoy enamorado realmente es de ella. El semáforo se pone en verde y cruzamos el paso de peatones. Cuando terminamos de cruzar agarro la mano libre de Elisa y la dirijo hasta una calle cercana pero poco transitada el la que encuentro un banco y nos sentamos.
-¿Pasa algo?
-Elisa hay algo que tengo que decirte.
Elisa
-Y ¿qué es?- pregunto intrigada.
-Últimamente he cometido muchos errores- comienza a decir- Me he comportado muy mal contigo.
Puedo notar cómo mis mejillas comienzana a encenderse y Fer toma mis manos con delicadeza como si fueran de porcelana.
-He metido la pata desde el día de tu cumpleaños en el que no comprendí que había algo que te impedía estar conmigo- estoy poniéndome nerviosa por momentos- En aquel momento pensé que no querías que estuviésemos juntos pero ahora he comprendido que sólo querías que tu prima fuera feliz.
Mis ojos lo miran con admiración y los suyos con verdadero perdón.
-He caído en la cuenta de algo muy importante, y es que sólo estoy con Aurora porque tú me rechazaste aquella noche- podría jurar sin estar viéndome que estoy roja como un tomate- Con quién siempre he querido estar en realidad es contigo.
Estoy temblando y sinceramente estaría en el suelo de no ser porque estamos sentados. Mis piernas ahora mismo son como gelatina inestable que sería incapaz de mantenerse en pie encima de un plato. Una mano de Fer se suelta de las mías y la coloca en mi mejilla haciendo que me estremezca. Lentamente acera mi rostro al suyo y nuestros labios se juntan. Es como si los hubieran hecho a medida para que encajen a la perfección. Es un beso dulce, lleno de verdadero amor que ha sido reprimido por los dos durante mucho tiempo.
El ritmo se acelera y sujeta mi rostro con las dos manos a la vez que yo paso mis brazos por su cuello. Nos separamos por falta de aire pero yo dejo demasiadas décimas de segundo la boca abierta y él vuelve a besarme esta vez con su lengua en mi cavidad bucal. Explora con ansia el interior y cuando nos volvemos a parar por falta de aire llega mi turno. Comienzo a revolver su boca con anhelo pero menos intenso que él. Una música hace que nos separemos. Es el móvil de Fer. Espera unos instantes para recobrar el aliento y la compostura, después contesta.
-¿Digame?-pasan unos segundos- Sí soy yo- Fer guarda silencio mientras la persona al otro lado de la línea le habla. Noto cómo su rostro se ilumina y veo ilusión en sus preciosos ojos verdes.

ESTÁS LEYENDO
Una sonata para ti
JugendliteraturElisa y Fernando son amigos desde que eran niños pero con el paso de los años Elisa no lo ve como tal sino como alguien con quien quiere compartir más que una amistad. Pero, ¿cómo conseguir algo así si incluso ser amigos ha pasado a un segundo plano...