El amigo invisible

863 13 2
                                    

Editado y corregido: 28 de diciembre de 2015

Capítulo uno — El amigo invisible

Elisa

Paseo por la ciudad, desganada y sin ánimos, aunque llamarlo pasear es sobrevalorarlo. Lo único que hago es volver a casa tras una tarde junto a mis amigas, quienes me han hecho pensar y cambiar mi actitud momentáneamente. Tras una tranquila conversación entre Marta, Noelia, Aurora y yo, quienes conformamos el grupo de amigas, saltó un tema un tanto desconcertante para mí. Ellas comenzaron a hablar sobre el nuevo chico que le gustaba a Aurora, algo que desconocía y no debería ser así puesto que soy su prima. Sin embargo, al contarme de quién se trataba, preferí mil veces volver a la ignorancia.

—Pues no es tan difícil, se trata de Fernando.

Fernando. Fer. Ese nombre que me revuelve el estómago, pero no por repugnancia sino por el escándalo que les causa a las mariposas que habitan ahí dentro. Sí, ese chico nos atrae a las dos, o puede que no sólo provoque eso en mí. Creo que realmente estoy perdidamente enamorada de este chico. Y además no es algo nuevo. Se podría decir que desde los once o doce años Fer lleva haciendo estragos en mi corazón, aunque lo he mantenido en secreto. Si tuviese que contar las personas a las cuales les he contado esto, me bastaría con una mano y me sobrarían cuatro dedos. Aunque esa única persona que puedo contabilizar sólo lo sabe porque prácticamente estuve obligada a decírselo, y no es precisamente Aurora. Nunca me ha agradado que las personas de alrededor me den consejos amorosos y por eso evito que se enteren. Al contrario que mi prima. Ella es muy extrovertida en este aspecto, no ha tardado ni tres días en contarlo teniendo en cuenta que Marta y Noelia se enteraron esta mañana.

Y, ¿qué nos ha provocado un interés mutuo por este chico? En cuatro palabras: prototipo de chico perfecto. Así es. Fernando en alto, pelo un poco crecido y color cobrizo, ojos verdes claros, atlético, pianista y poseedor de una gran sonrisa embelesadora. Estos aspectos no sólo nos atraen a nosotras, muchas chicas del instituto van detrás de él para conseguir una cita. Sin embargo, Fer las rechaza a todas.

Aunque si nos comparamos con las demás, partimos con una gran ventaja puesto que le conocemos desde la niñez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aunque si nos comparamos con las demás, partimos con una gran ventaja puesto que le conocemos desde la niñez. Aún me acuerdo del día que nos conocimos. Era una niña y estaba con mi hermano en una excursión que la ludoteca municipal había organizado a un camping con nuestros padres. En aquel momento estaba sola, sentada bajo la sombra de un árbol puesto que los padres se habían reunido para hablar de las actividades del día y Manu, mi hermano, se había ido a jugar con sus amigos al fútbol.

—Odio estas excursiones —me quejé en voz alta—. Y sobre todo quedarme sola por ser la más pequeña.

— ¿Por qué no juegas conmigo?

En ese momento me sobresalté al verle de pie, a mi lado. Por aquel entonces le cortaban el pelo más corto y tenía unos mofletes muy notorios que me parecían graciosos. Se quedó mirándome desde su altura privilegiada esperando una respuesta que unos segundos después le di.

Una sonata para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora