XII

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Me desperté hecha pico, toda fea (igual que todos los días), ojerosa, con mocos.

Así mismito

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Así mismito.

Me levanté al baño, hice pis, me lavé las manos, la cara y salí. Fui al living y estaba la mamá del Diego haciendo el desayuno.

—Hola tía.

—¡Hola mi niña!.— me reí. —¿Como durmió?.

—Bien ¿La ayudo?.

—No gracias.

—Pero yo quiero ayudar.— hice puchero.

—Ayúdame despertando al flojo del Diego que quizá a que hora se durmió anoche, está en mi pieza, y ahí se comen estos pancitos que les hice.

—¡Ay que rico! Muchas gracias.

—No hay de qué.— me sonrió.

—¿Y para usted?.

—En el horno estoy esperando a que se caliente.

—Vaya a sentarse y yo se lo llevo.— dije dejando mi comida en el mueble.

Saqué el pan de la tía Paty mientras ella se sentaba, se lo pasé, agarré nuestro pan y me fui a la pieza del Diego.

Hay que ser chupa medias para tener alojo infinito, ah.

—Diego... Diego... ¡Diego!.— le dije moviéndolo.

—Quee.— dijo con voz ronca.

—Ya que el único hombre en ésta casa no aporta, tu mami nos hizo el desayuno.

Se sentó en la cama y caché que estaba sin polera.

:)

—Pasame esa polera de ahí.— se la tiré y se la puso.

:(

—Está súper rico.— dijo con la boca llena de comida.

—Estai comiendo, cochino.— me mostró lo que tenía en la boca y se río. —¡Ay Diego que asco!.

—¿Como amaneciste?.

—Bien ¿y tu?.

—Súper bien.

—¿Dormiste aquí?.

—Sep.

—¿Viste? Mejor yo duermo en el sillón, tú en tu pieza y tu mamá aquí.

—No, tranquila, en serio.

—Pero es que tu mamá va a estar aquí contigo, no va a estar cómoda y está embarazada po.

—Mírame...— puso una mano en mi mejilla. —Tranquila, si te dejamos quedarte es por que no hay problema en que te quedes, hay espacio para todos, a mí mamá no le molesta que tu te quedes aquí ni que yo duerma con ella, si es un amor.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora