XXXIV

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Diego

Extrañaba tanto a mi mami y al Nacho.

Mamoncito po.

—¿Y que hicieron mientras yo no estuve?.

La Daniela y yo nos miramos y no pude evitar sonreír.

Nos comimos po, mami.

Ah.

—Nada po, aburridos.— dijo la Dani con puchero y mi mamá asintió para nada convencida.

—Los extrañé tanto mis guaguas.— dijo mi mamá. —Diego ¿quieres tomarlo?.

Conchetumaree.

La Dani me miró con una sonrisa y se cagó de la risa al ver mi emoción.

—Pero mamá se me va a caer. Lo voy a matar.

—¡No digai hueás pelotuo! Ahora ven.— fui y me puse al lado de ella.

Me senté en el sillón junto a la Dani y mi mamá me pasó al Nachito chico.

Ayayayayyayyayyayayyay.

Casi me caí de poto.

¡Estaba tomándolo!.

Al fin, lo que sí, no niego que estaba con la media pera de hacerle algo sin querer o hueás así.

—Diego tranquilizate.— me dijo la Dani riéndose.

—Pero es que mira si es una cosita tan pequeña.— acaricié la mejilla de mi nuevo hermano con mi índice.

—Mira, cuidado.— me advirtió y el Nacho estornudó.

—Ay conchetumare.

—Ay Diego, no digas esas cosas delante de la guagua.

—Tía si está súper chico, no entiende ni pío.

—Pero igual, no me contradigas.

—¿Escuchaste? No digas esas cosas.— me reí de lo perkin que fue mi futura novia.

—Mira mamá, así mismo vamos a estar en unos años más con un hijo.— posé para una foto. —¿Como nos vemos?.

Rodó los ojos, la Dani se rió y mi mamá sacó la foto.

—Ya, pasame al Nacho que le tengo que dar pecho.— se lo pasé con todo el cuidado del mundo y luego me moví libre.

Mi mamá se fue a su pieza para alimentar al poroto chico.

—¿A que hora te vas?.

—¿Querí que me vaya?.

—Ay si sabes que no, pero es para saber.— la apegue a mí con mis brazos en su cuello, ella me agarró de la polera y me miró.

—No sé, en realidad como que no me quiero ir.— dijo con puchero.

—No te vayas po. Andate mañana o mejor quedate aquí para siempre.

Apoyó su frente en mi mentón y cerró los ojos.

—Serapio.

Le sonreí y le estiré la trompa.

—Qué.

—Quiero un tobesi.

—Dámelo po.

—Acércate po.

—Pero si tu querí po.

—Weno po.

De sorpresa le di un beso, nos separamos por falta de aire y de aburrido y aprovechando empecé a chocar nuestros labios.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora