XLIV

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Daniela

—Aún no entiendo porqué mi mamá hueón, mi mamá me hizo esto.

—Gabi, tu tranquila, no vas a estar sola.

—¡Como me decí que esté tranquila si mi mamá me acaba de hechar de la casa!. Me dijo que era una porra culiá. Todo el amor que ha dicho tenerme todos estos años eran puras mentiras, ella no me quiere y nunca me quiso.

—Oye ya Gabriela córtala. Tu mamá siempre te ha querido, y si te dijo todo eso es por la rabia ¿Y si nos ponemos a contar cuantas veces te he dicho hueás hirientes cuando estoy enojada?

—Pero es mi mamá po, es diferente.— me dijo mucho más calmada.

—Tienes que estar tranquila por favor. Ahora tienes que prepararte para salir a buscar pega y un preu.

—Andai hueóna.

—Si andar hueóna es preocuparme por mi mejor amiga, entonces estoy más que ahueoná.— salí de mi pieza cerrando la puerta detrás de mi.

Odio decir esto, pero estaba chata de pelear con la Gabi, llevábamos mas de una hora discutiendo, entre diálogos resumidos yo trataba de calmar a la Gabi y ella no sabía que más hacer para hacer reaccionar a su mamá, la cual la hechó de la casa por el puntaje de la PSU.

Pero le dejé más que claro que ella no estaría sola nunca, yo le daba todo lo que quería pero también ella tenía que hacer lo posible para salir adelante, a eso me refería a buscar pega para pagarse sus cosas y la U para el año que venía, y un preu para prepararse bien.

—¿Como está?.— preguntó mi mamá a lo que el Diego se sumó.

—Ahí. Osea estaba tratando de hacerla entender de que ya no podía hacer nada y que no va a estar sola...— se me hizo un nudo en la garganta.

Me doliá tanto verla así.

—Ya pero mi niña, tranquila.— mi mamá me abrazó y me puse a llorar.

—No quiero que a la Gabi le pase nada. Ella siempre a estado para mi pero yo nunca para ella po, siempre soy yo hueón.— dije en mi llanto.

El Diego le pidió permiso a mi mamá para hablarme.

—Oye no...— me dijo en tono seco mientras ponía sus manos en mis mejillas. —No hagas eso, estás en todo tu derecho de sentirte mal por tu mejor amiga pero no te culpes. No tenías manera de saber que la Gabi y su mamá tenían esa relación.

—Pero pude haberle preguntado po, pude haberle preguntado como estaba, como se sentía...— el Diego me miraba con pena pero se hacía el fuerte. —Siempre era yo y mis problemas con mi papá, con el Lucas o contigo.

—Pero por favor Daniela, no te hagai esto.

Cerré mis ojos para dejar caer las últimas lágrimas que me quedaban.

Abracé a mi pololo, mi mamá subió a mi pieza para ver a la Gabi y el Diego y yo nos sentamos en el sillón.

...

Estábamos comiendo un pan con jamón y queso con el Diego cuando mi mamá me llamó.

—¿Que pasó?.

—La Gabi te llama.

—¿Despertó?.— dije emocionada.

—Sí.

Subí a mi pieza y la Gabi me esperaba mirando por ventana, así súper de película.

—Te llamé pa decirte que voy a salir un rato.

-—¿Sola? ¿A que hora vas a volver? ¿Con quien vas a salir?.

—Daniela córtala, no estoy humor.

—Ah sorry, me salió lo materna.— me reí pero sola, así que me callé.

Quedé como estúpida.

—Vuelvo en un rato más, voy sola. Chao.— se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla para luego irse.

—Gabi...— extendí mis brazos para que me abrazara.

Me quedó mirando pero solo me sonrió forzosamente.

—Te quiero.— y se fué, hueá que me rompió el alma.

Con mis ojos cristalizados bajé, el Diego me vió y me abrazó.

—Tranquila, mi amor. Todo va a pasar.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora