Daniela
—¿Donde vai?.— me preguntó el Diego mientras me ponía un polerón.
—A ver si queda algo mío en la casa de mi papá.
—¿Quieres que te acompañe?.— me dijo preocupado y levantándose de donde estaba sentado.
—No, tranqui.
—¿Segura?.
—Sí.— me reí y caminé hacia la puerta seguida de él.
—Cuidado por fa.
—Ya oh.— rodé los ojos y abrí la puerta.
—Te quiero.— me di vuelta y lo abracé.
Él me dio un beso en la cabeza y me abrazó más fuerte.
Oie no me bañé, ah.
Un beso en la mejilla y me fui.
Después de un rato caminando a paso de tortura llegué a la casa, casa que alguna vez llamé hogar.
Ah la hueá sad.
Saqué las llaves de mi banano y abrí despacito.
De verdad pensé que cambiaría pero como siempre era la misma imagen de él en el sillón con varias latas de cerveza alrededor.
Estaba durmiendo y yo no tenía intención de hablar con él por más que me doliera, así que subí a la pieza que yo ocupaba, empecé a sacar poca ropa que me había quedado, zapatillas y esas hueás.
Bajé lamentando no poder llevarme la tele, el mueble, mi lámpara, cortinas y cosas que no me cabían en el bolso, cuando llegué abajo abrí la puerta.
—¿Porque no te quedaste?.— me dijo y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.
¿En serio me preguntó esa imbecilidad?.
—¿Y para que me iba a quedar?.— me di vuelta hacia él y lo miré. —¿Para que me sigas tratando mal? ¿Para que me sigas pegando?.
—Perdón, me equivoqué.
Inmediatamente se me hizo un nudo en la garganta, eran palabras que quería escuchar hace mucho, pero ahora ya era muy tarde.
—Que pena que te diste cuenta ahora.
—Aún es tiempo de que me perdones.
Me reí sarcástica.
—No, ya es demasiado tarde, tuviste más de diez años para darte cuenta que la estabai cagando y nunca dijiste nada.— miró el suelo. —Fui la única persona que te quiso después de que me alejaste de la Julia, fui la única persona que estuvo ahí contigo cuando nadie más te aguantaba, todos tus amigos se fueron a la mierda pero yo como hueóna seguía ahí ¿y sabí porque?...— solo me miró. —Porque yo te quería, yo te quería mucho, te seguía queriendo a pesar de todas las hueás que me hiciste. Eres la persona que más daño me ha causado y ahora que me perdiste vienes a pedir perdón.— se sorbetió los mocos. —Te perdono... Pero nunca se me va a olvidar todo lo que me hiciste. Después de esto, solo espero que algún día encuentres a alguien que te llegue a querer tanto como yo lo hice.
—Nunca quise hacerte tanto daño, lo siento.
—Pero lo hiciste.— volví a abrir la puerta, salí y la cerré.
Me puse a llorar ahí en la calle, traté de hacerla piola pero no me salía ni por si acaso.
Fui a comprar un cigarro suelto, luego me dirigí a una plaza en la parte del fondo donde nadie me podía ver.
Casualmente tenía uno de los tantos encendedores de la Gabi, encendí el cigarro y me lo metí a la boca, tosí. Casi nunca fumo, y hace rato no lo hacía, el cigarro hace súper mal pero a veces me pongo hueóna.
Es malo fumar, no lo hagan xicos.
Lo apagué y me abracé a mi misma.
;
Aún abrazando mis piernas, sentí mi celular vibrar en el banano.
—¿Hola?.
—¿Donde estai? Te haz demorado caleta.— dijo el Diego al otro lado del celular, alejé éste de mi oreja y vi la hora.
¡Hueón que mierda!.
Yo había salido de la casa del Diego como a las cuatro y tanto y ahora eran las siete.
—Estoy en una plaza y me fui en volá, no había cachado la hora.
—¿A que hora vuelves?.
—En unos minutos más me encamino pa allá.
—¿Tení la llaves?.— las busqué en mi banano.
—Sip.
—Ahora voy a ir a la casa de un amigo, pero vuelvo en un rato más.
—Ah ya, cuídate.
—Vuelve luego que se oscurece, cuídate y te quiero mucho.
—Yo igual.— le tiré un tobesi y corté.
Me paré, volví a ponerle play a la música que se había detenido por la llamada, agarré mi bolso y comencé a caminar.
Estaba medio oscuro, quería llegar a la casa luego y el camino era un poco largo, así que decidí irme por un callejón de ahí cerca y con eso me ahorraba varios minutos de camino.
Antes de poder entrar al callejón, escuché unos sonidos de llanto y queja.
Me están penando conchetumare.
Casi me cago, me asomé con cuidado y despacio y vi a la persona que estaba tirada en suelo.
—¡¿Que te pasó?!.— corrí hacia el Lucas tirando el bolso a la mierda.
—Dani... Perdóname por todo.— me dijo llorando.
Ya no subo tan seguido como antes por el tema de colegio, y soy una persona con muy poca paciencia, que se estresa por todo y muy rápido así que no tengo ganas ni de vivir.
Antes actualizaba cada cinco días, ahora por lo que veo he actualizado dos capítulos por semana así que así será.
lxs amo, besitos en el popin♥
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Hueón, Me Encantai
Novela Juvenil"El Diego no es de mi agrado, siempre me anda joteando pero yo estoy pololeando y él, eso no lo entiende. Después de los problemas que me causa con el Lucas ni cagando estoy con ese culiáo" Eso es lo que ella pensaba... Quien diría que el Diego serí...