XV

5.1K 233 16
                                    

Daniela

Estábamos sentados en el sillón viendo una película con el Diego, me sonó el celular en señal de llamada, era un número desconocido así que me paré, fui a la pieza del Diego y contesté.

—¿Aloh?.

—Hola Dani...

—Hola.

—¿Como estás?.

—¿Como crees?.— le dije en mala pero como caché que no contestó, volví a hablar. —Perdón, aún sigo bajoneá por el tema ¿que paso, por que llamas?.

—Quería saber como estabas. No te llamé ayer por que sabía que tenías una fiesta con tus amigos así que no te quise molestar antes de. ¿Tu papá te a llamado?.— se notaba un poco de pena en la voz de la Julia.

—No, tampoco quiero que lo haga.

—Sé que quieres, en el fondo y a pesar de todo... Es tu papá, y nadie ni nada podrá cambiar eso. ¿Entonces no te a dicho nada?.

—¿Que me tendría que decir?.

—Tu papá pensó que te fuiste conmigo y... No es por tirarle mala fama pero por lo visto como no investigo ni se preocupó nos citó a un juicio por la custodia total de ti.

—¿Que?.

—Dani... ¿Nos podemos juntar?.

—Ahora estoy desocupada... ¿Tu puedes ahora?.

—Iba a salir pero si es por estar contigo.— que latera, ay ya que pesá. —Juntemonos en el mirador, voy camino para allá.

—Ya.

Le corté, agarré mi banano, eché mi celular, un poco de plata y salí de la pieza.

—¿Donde vas?.

—Vuelo al tiro papá.— dije sarcástica.

—Ya po.

—Voy al mirador a juntarme con la Julia oh.— se paró y me quedó mirando.

—¿Quieres que vaya contigo?.— me dijo en tono maternal.

—Diego tranquilo...— sonreí mostrando los dientes.

—Pero es que sé como te pones con el asunto po ¿en serio no quieres que vaya contigo?.

—Sí. Vuelvo al tiro.

—¿Llevas confort? Por si vomitas en la calle.— dijo riéndose.

—Que risa me da.

—Oye abrigate, hace frío afuera.

—Oye ya que hueá, ni que fuerai mi mamá.

—Me preocupo por ti, tonta hueóna.— que tierno, me conmueve. —Ponete mi polerón.— me pasó lo mencionado, cosa que estaba en el sillón.

—¡No se puede vivir en esta casa tranquila!.— dije de huebéo, alzando los brazos mientras caminaba a la puerta.

—No digai nada, mira que te dejo todas tus hueás en la calle.

Lo miré, nos reímos y abrí la puerta.

—Cuidate, te quiero...

—Si, si, yo igual.— dije con desinterés.

Es muy difícil expresar mis sentimientos, ¿ya?.

Llegué al mirador y la Julia estaba sentada en una banca.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora