VI

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—Lucas... Te quiero contar algo.

—Despúes me dices.— me dio un beso rápido en la mejilla y se fue con sus amigos.

Paletiao el, conchetumare.

;

—¿Vamos a mi casa un rato?.

—Bueno, solo hoy. Igual ya vamos a salir.

—¡Eeeh!.— celebró mi pololo.

Tocaron el timbre para irnos a la casa, le agarré la mano al Lucas y nos fuimos caminando.

Con la Gabi conversamos sobre el tema de mi papá y me dijo que lo más probable es que ella sea mi mamá. El tema me tiene sumamente bajoneada, osea estamos hablando de una señora que llega de la nada, que me quiere ver por que supuestamente es mi mamá, y a mi mamá no la veo hace siglos, ya tengo diecisiete y no la veo como desde los seis. Que ella venga como si nada a mi casa es súper chocante.

Le conté al Lucas pero pareció no importarle, osea no es que no le importe por que yo sé que cualquier cosa que sea mía le importa pero como a él no le han pasado cosas pencas le cuesta ponerse en mis vans.

—Andas como callada.

—No sé.

—Te estoy diciendo.

—Quizás sea por lo que te conté.

—Pero tampoco es tan malo po Daniela, ve el lado positivo, al fin tení mamá.— se rió y yo también para pasar desapercibida.

Pero la hueaíta no es nada chistosa.

—Ya, pero eso no importa. Vine para estar contigo.

Llegamos a su casa y estaba solo, nos sentamos en el sillón, él puso una película y sacó unos vasos y bebida para tomar.

Nos recostamos en el sillón, lo abracé y él a mí.

Al largo rato después me dio un corto circuito y de la nada le dije...

—Te quiero.

Puso sus dedos en mi mentón, levantó mi cabeza y me dio un beso, después me dio más y con más ganas.

Sacó la manta que teníamos, me acostó y se acomodó de manera que quedó encima mío, cuidando no poner todo su peso sobre mí.

Los besos iban poniéndose hot, y yo no quería, bueno sí, pero sin subirse por el chorro si po.

Igual extrañaba hacer cochinás con él. :s

Por que hace rato no tenemos un tiempo para nosotros, yo siempre ando con dramas y no tengo tiempo y él nunca tiene problemas y siempre tiene tiempo, así que nada que hacer.

Metió su mano en mi jumper y yo en su polera, me dio un agarrón de nalga e iba a meter su mano en mis calzas y los calzones, pero lo paré de una, osea ubicate estamos en el living, en cualquier momentos pueden llegar los papis, personas a las que les caigo mal, que pena.

—Ya, ya, no te pasí pa la punta.— no me pescó ni en bajá.

De nuevo iba a meter su mano en mi femineidad, éste cree que una es hueóna.

—Lucas para...— alejé mi cara de la suya para que se avispara pero nada.

Me agarró de las mejillas para que él pudiera seguir devorándome, y me agarró súper fuerte.

—Lucas ¡Au, me duele!.

—Cállate oh.

—Cortala te estoy diciendo.

Traté de alejar mi humanidad de la suya pero él me agarró de las muñecas para que no me moviera.

—No te voy a soltar así que no te movai po.

—Lucas por la mierda sueltame, no quiero.

El me seguía dando besos y apegaba cada vez más su cuerpo al mío. Es mi pololo pero de todas maneras tenía miedo que me hiciera algo, y eso en una relación no debería existir.

—¡Lucas te estoy diciendo que no quiero!.

—No importa.

Me empezó a dar besos en el cuello, se separó de mi un poco y era mi oportunidad.

Con el dolor de mi corazón y de mis futuros hijos ah, le pegué un rodillazo en los cocos, lo empujé y me paré.

—¡M-maraca culiá aa aa!.— me dijo tocándose el miembro.

—¡Te dije que no quería!.— agarré mi mochila dispuesta a irme pero él me agarró del brazo.

—¡Ven pa acá!.— me tiró hacia él y me empezó a dar besos de nuevo.

—¡Lucas!.

Movía la cara de un lado a otro para que no me tocara pero el conchetumare seguía huebiando.

—¡Lucas para tu hueá enserio!.— lo empujé y se veía enojado.

Como siempre.

—¡¿Porque hiciste eso?!.

—Por que hace rato no hacemos eso.

—Pero eso no te da derecho a obligarme a hacer hueás que no quiero po hueon.

—Ya perdón.— me iba a agarrar la mano pero me corrí antes de.

—No Lucas... Esta vez si que la cagaste.

—Pero Daniela.— me iba a volver a tocar la mano.

Pero no quería que me tocara, sin huebiar me daba asco, me sentía abusada, sé que quizá exagero pero yo nunca quise y él me estaba obligando.

Antes de que me tocara le pegué una cachetá, me carga que las mujeres le peguen a los hombres solo por que ellos no nos pueden hacer nada pero hueón, era justo y necesario.

Se llevó una mano a su mejilla afectada y me miró.

—No me volvai a tocar.

—Pero Daniela ¿Que onda?.

—Como que "¿que onda?" me estabas obligando a hacer algo que yo no quería y más encima era pa tirar.

—Le poní color.

—¡Como que le pongo color, no podí ser mas inmaduro!.— se quedó callado y miró al suelo.

Me di vuelta y salí de la casa.

Sinceramente me hubiera gustado que hubiera salido a buscarme y que me dijera algo como "Pero amor por fa arreglemos las cosas" "No te vayas enojada" "Yo te amo" o no sé alguna hueá, sé que también yo puedo hacerlo pero él fue quien las cagó, pero también sé que él nunca haría eso.

Iba caminando a mi casa llorando, pero the rial que me sentía súper mal hasta que una señora me sacó de mis pensamientos.

—Hola.— me dijo con una sonrisa.

—¿Te ayudo en algo?.— le dije limpiándome las lágrimas piolamente.

—¿Te puedo ayudar a ti?.

—No, no pasa nada.

—Pero estas llorando.— la señora que ya cachaba se acercó a mi.

—Pero no es nada.

—¿Quieres ir a tomar un helado?.

—No es de mala onda pero yo a usted no la conozco...

—Si sé pero yo a ti sí, ayer fui a tu casa.

—Si, si sé.

—¿Entonces?... Te juro que no te pasará nada ¿Aceptas?...— su sonrisa era muy tierna y curiosamente muy maternal.

La mujer era muy linda, y se me hacía cara conocida, aparte de que la vi ayer pero dejando de lado eso se me hacía bastante cara conocida y se parecía a mi.

Jelp.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora