XVII

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—¿Que película vamos a ver?.— me preguntó el Diego cuando estábamos en el paradero.

—Allá vemos po.

Ayer la pasé súper mal conchetumare, a cagar. Me puse a llorar hasta que no me quedaban lágrimas, ya que me hice el examen de ADN y la Julia está por ganar el juicio por que mi papá ni luces hace para que yo me quede con él.

Lloré mucho, claro que con la Gabi.

A lo lejos vi al Lucas caminando con una mina, me dolió verlo reírse así con ella, no la cacho pero de todos modos me dolió.

Sentí la mirada de preocupación del Diego.

—Cachai que el otro día mi mamá me dijo que sus nietos iban a salir súper bonitos.

—¿Por que?.

—Porque los iba a hacer contigo.— me miró y movió sus cejas de arriba a abajo.

—Hueón.— lo empujé levemente riéndome.

Cumplió su objetivo, hacerme reír.

Caché que el Lucas nos miró y fue al paradero donde estábamos.

—¿Donde van?.— preguntó un poco enojado el Lucas.

Me quedé pensando aunque no había nada que pensar. Miré mis uñas por que estaba nerviosa.

—Vamos a salir.— se adelantó en decir.

—Están lindos los pololitos.— dijo el Lucas y se acercó bruscamente al Diego.

—¿Y que hueá? ¿Tení algún problema con eso?.— el Diego miraba desafiante al Lucas.

Me había cagado entera hueón, me da susto que se agarren a combos y yo no puedo hacer nada po.

Es como dos elefantes peleando y yo soy una hormiga, una linda hormiga.

—¿Están pololeando?.— me miró dolido sin moverse del lugar.

—No.— le dije acercándome a él.

—¿Y porque están juntos?.

—Por que vamos a salir nada más.

El Lucas se rió sarcásticamente, yo me acerqué a él para calmarlo un poco.

—Lucas, cálmate.

—¡Dejame hueóna, estoy chato de tus mentiras culiás!.

—¡¿Que mentiras?!.

—Las que siempre me decí po.

—Lucas que onda. Estai confundiendo las cosas, tu llamas mentiras a las hueás que no querí creer, siempre a sido así.

—Lucas vamos mejor, vamos a tu casa y ahí te relajas.— le dijo la mina con nombre desconocido.

El Lucas apretó la mandíbula y los puños, de seguro quería sacarle la mierda al Diego. Se dio vuelta, la mina le agarró la mano para que avanzara y se fueron.

Me mordí el labio inferior para no llorar, cerré los ojos y comencé a respirar fuerte, pero no podía no llorar, se supone que hoy iba a ser un buen día pero el Lucas llegó y lo cagó.

Es primera vez que el Lucas me habla en persona y sobrios desde que terminamos, sinceramente me importa un pico que haya pasado mi cumpleaños pero me hubiera gustado un "Feliz cumple a la mejor ex" y si no me quería hablar por lo menos una cartita anónima diciendo que aún me ama y hueás, ah, pero en realidad no quiero que me siga amando por que él ya no me gusta y solo saldría él perjudicado.

Me salieron lágrimas, muchas lágrimas, el Diego me abrazó fuerte y yo a él.

—Mírame.— yo negué con mi cabeza, estaba fea ¿que querían que hiciera?. —Si quieres hoy no y vamos otro día.

—No, vamos hoy.— levanté mi cabeza y lo miré.

—Ahí viene la micro. Dame un sonrisa.

Lo miré seria. ¿Como no se daba cuenta que lo último que iba a hacer es sonreír?.

—Ya po. Una sonrisita.— me sonrió para que imitara su acto. —Apúrate que se nos va a ir la micro.

Le sonreí, él se rió y me dio un beso en la frente, me agarró la mano, nos subimos a la micro, pagamos y nos sentamos.

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Me iba a parar por el término de la película pero el Diego me agarró de la mano.

—Quedémonos hasta que terminen los créditos.— me dijo como un cabro chico esperando ver otro episodio de los teletubies.

Rodé los ojos, me reí y me senté.

Terminaron los créditos.

—¿Vamos?.

—Andai apurá.

—Ah perdón.— me tiré al asiento acomodándome de nuevo, llevé mis manos en mi cara.

—¿Estás bien?.

—Sí...— me quedó mirando. —Pa que te voy mentir, me siento mal pero eso no importa.— le di una sonrisa falsa y él se paró.

—Vamos al Happyland.

—¡Uh ya!.— me paré y me di vuelta.

Pero el Diego me agarró la mano como por 7649839380 vez, me volteó hacia él y quedamos de frente.

Demasiado cerca como para ser amigos, o eso yo sentía, o eso yo pensaba que sentía.

Él puso sus manos en mis mejillas, dejó un mechón de pelo detrás de mi oreja, acarició con su pulgar mi mejilla y me quedó mirando.

—Eres tan linda.

Se acercó y me dio un beso.

¡Por la conchatumare que besa bien!.

Nuestros labios se movían al compás y se revolvió todo mi estomago, se me dio vuelta, aparecieron mariposas, pájaros, moscas, arañas, elefantes, vacas y todas las hueás juntas.

Paré, a pesar de que el beso me gustó, paré.

—Diego... Perdón pero...— con mis manos en su pecho, apoyé mi cabeza en su mentón y él apretó la mandíbula. —Pero no puedo, ahora no...— dije mirándolo.

—No te preocupes, debí pensar antes de actuar, fue un error.— trató de sonreír.

—No, no fue un error.— le dije y me sonrió.

—Disculpen, pero tienen que salir para poder limpiar la sala para la próxima función.— dijo un cabro con una escoba.

Cabro culiáo.

Hueón, Me EncantaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora