D o c e

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¡SORPRESA!

Lo sé, soy la mejor. Ámenme.
OK no 😂

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Cierro con fuerza los ojos, arrugando todo mi rostro en el proceso. La luz que traspasa mis párpados es cegadora, con molestia y absoluto esfuerzo consigo entreabrir un ojo y consigo ver al culpable de mi ceguera.

El sol.

Estoy tumbada boca arriba, el viento sopla dulcemente dando una brisa encantadora, hace calor, la hierva es verde y miles de flores muestran su bellaza en plenitud.

Me incorporo mirando mi alrededor.

Es un prado hermoso.

No tengo miedo.

Me siento segura.

Respiro paz.

Me sobresalto sintiendo un pequeño tirón de pelo desde atrás y sonrio al ver una pequeña y hermosa cervatilla intentando comerse mi cabello.

Tiene diferentes tonalidades de marrón, siendo su lomo más oscuro y su abdomen y patas más claros hasta llegar al beige. Pequeñas manchitas de ese beige se distinguen en su lomo y es la cosa más bella y tierna que he visto en mi vida.

Con extrema lentitud, acerco mi mano hacia su hocico para poder acariciarlo y que no se asuste. Sin embargo y para mi sorpresa, agacha la cabeza permitiéndome mimarla.

Lame mis dedos y con su nariz me golpea la mano cuando paro de acariciarla.

Frunzo el ceño cuando con delicadeza toma la manga de mi camisa con sus dientes y me arrastra con pequeños tirones.

Ante su insistencia decido ponerme en pie y dejarme guiar por el pequeño animal.

Mientras vamos caminando la cervatilla tira de mi con mayor fuerza, cada vez va más rápido y a mi me cuesta de llevar su ritmo.

Tropiezo.

Siento la necesidad de escupir porque presiento que me he comido algún insecto. Paso el dorso de mi mano por la boca y escupo de nuevo percibiendo un sabor metálico y salado.

Abro los ojos en demasía observando mis manos.

Las tengo cubiertas de sangre.

Me levanto con una velocidad inhumana sin dejar de ver el líquido rojizo que cubre y resbala por mis dedos.

Tiemblo.

He matado a alguien.

A una pobre cervatilla que yace hecha un ovillo en el suelo.

Grito cuanto un trueno resuena en todo el prado.

Me acerco poco a poco al animal sin aliento, mis ojos se humedecen... yo no quería... lo siento pequeña...

La abrazo. Lo hago y dejo caer las lágrimas sobre ella.

— Lo siento... lo siento tanto...

Mi corazón vuelve a saltarse un latido cuando otro rayo estalla más cerca que el anterior.

Dejo que mi cuerpo arrope el sin vida de aquella cervatilla cuando empieza a llover.

Me siento culpable, me siento confundida, yo no quise hacerlo, ni siquiera sé que hice.

— Perdóname...

— Es tarde para pedir perdón.

Todos los músculos de mi cuerpo se tensan, abro los ojos y me separo lentamente del emisor de aquella voz.

Él no es la cervatilla.

Huyo.

O al menos eso intento antes de sentir el crujir de mi cuello cuando toma mi melena brucamente. Doy la vuelta y me paralizo. Mis ojos dan de frente con un colgante que se me hace familiar. Es de oro y de él cuelga un dije del mismo material.

Sin embargo, no brilla.

¡Suryan!

Veo como sus tatuajes trivales parecen cobrar vida y moverse sobre su cuerpo cual serpiente arrastrándose.

Veo como de su espalda se extienden sus alas.

¡Suryan!

Veo como se endurecen sus plumas y muestran cuan afiladas están.

Veo en sus ojos el deseo de matarme.

¡Suryan!

Veo como aquel dije parece querer grabarse en lo más profundo de mi alma.





Despierto, grito y miro mis manos.

Están limpias.

Estoy viva.

Sólo ha sido un sueño.

Por ahora...

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Corto pero necesario.😉

Y como siempre, gracias por leer y votar❤

Los amo.

~Mary

Suryan ©  || [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora