Suryan © || [Sin Editar]

V e i n t i c i n c o

En capitulos anteriores...

— Gracias a esa persona podré cumplir uno de mis deseos. — la sonrisa cínica que me presenta me deja en claro que ése es el verdadero Adán.

Uno sediento de venganza.

Presta atención, amor.

Ahora es cuando noto mi pulso, gracias a que se acelera cuando me percato de la angustia en su voz.

El empírio ha venido a por mi, Katy. Me han delatado y se me acusa de sucumbir a '' los deseos de la carne''

De nuevo siento que mi corazón se paraliza.

Van a juzgarme, mi estrella.

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Siento un cúmulo desordenado de emociones aflorando dentro de mí.

Ira, tristeza, rabia, ansiedad, enojo, sorpresa, furia, miedo, rencor, frustración, odio, culpa, traición, preocupación, indignación, desesperación...

La lista sería inmensa... Creo que jamás he tenido tantos sentimientos a flor de piel.

No puedo creerlo.

¿Cuándo fue que me cegué y dejé de ver la realidad?

Una de esas manos que un día me acariciaron hasta el frenesí con consuelos y promesas; Una de esas manos, es la misma que hoy flamea su espada de traición a todos los vientos, y mientras yo, miro ingenua como la ha clavado en mi pecho y sin piedad arranca mi corazón de un solo golpe.

No puedo dejar de temblar, mi corazón no encuentra un porqué. Está espantado. Horrorizado.

Herido.

Tengo un nudo en la garganta y trago con fuerza intentando disolverlo.

¿Suryan?

No contesta. Parpadeo repetidamente en un vano intento de reprimir las lágrimas que han llenado mis ojos. Dos de ellas, que también me traicionan, se deslizan por mis mejillas y las limpio rápidamente con el dorso de mi mano.

Me obligo a respirar correctamente porque siento que mis pulmones queman por culpa de lo mal que estoy respirando.

No entiendo porque me haces esto, Suryan. Pensé que eras mi luz en las tinieblas ¡¿Donde estas?! ¡Maldición, háblame!

Duele como el infierno. Quiero salir de aquí. Tengo que salvar a Suryan. Tengo que decirles quién es el traidor.  No van a juzgarlo, van a matarlo. Era su última oportunidad de redimirse... No van a permitir vivir a un querubín corrupto.

A un querubín enamorado.

— ¿Por qué llora mi estrella? — la voz de Adán me saca de mi ensimismamiento y no logro disimular la sonrisa de irritacion que me ataca cuando pasa dos dedos por mi mejilla para llevarse consigo una lágrima.

Desbordo felicidad, idiota.

Aparto su mano de un manotazo, ya no me importa si se molesta.

— ¿ Por qué haces esto? — siseo entre dientes con ira cruda supurando en cada poro de mi piel — No soy Eva, Adán. No te debo nada, ni siquiera por vergüenza. No te he recordado hasta que me has devuelto parte de mis recuerdos — noto como aprieta la mandíbula e interiormente me regocijo con su expresión.— . No has despertado ningún tipo de sentimiento, ningún tipo de interés o siquiera una triste emoción...