Ely Williams [P.2]

Capítulo 24

Logan

Iba de camino a casa. Volvía con ropa de Ely en el asiento de atrás, y con una buena charla con su padre. La pequeña conversación que tuve con Harry me sirvió bastante. Me aconsejo que me centrará en Ely, que disfrutase de cada momento junto a ella y junto a la peque. Según él, con todo lo pasado era mejor empezar a vivir todo lo que no vivimos. Para él, la clara amenaza de Roger era simplemente para llamar la atención, para no dejarnos centrarnos en otras cosas, para evitar que Ely y yo gozásemos de nuestra relación. Aun así, le pregunté sobre las posibles medidas legales que pudiese tomar contra Roger.

Aunque tomase su consejo tal cual, y lo llevase a cabo, quería saber que podía y que no podía hacer si ese imbécil llegaba más lejos. Por lo que me dijo, hasta que no demostrase que se trataba de él, y que era verdaderamente un peligro, no podía actuar legalmente. Así que estaría pendiente, pero sobre todo disfrutando de mi familia, de mis dos pequeñas.

Quince minutos después, aparcaba frente a mi casa. Las luces del salón estaban encendidas por lo que alguien estaría allí, viendo la televisión. Agarré la ropa de Ely, cerré el coche y me dirigí a la puerta de casa. Al entrar, vi de lejos a Natalie y a Ely pintándose las uñas mientras veían una película.

- ¿Noche de chicas? - pregunté entrando al salón y llamando su atención.

- Algo parecido - respondió Ely la cual se levantó del sofá y se acercó a mi dándome un breve pero intenso beso como saludo.

- Mm - dije tras ese beso - Tendré que venir más a menudo a estas horas - reí. Claramente me sorprendió ese gesto de Ely. No es que no supiera lo tremendamente cariñosa que era, pero desde que volvimos, desde que estaba aquí conmigo, estaba diferente. Apenas teníamos acercamientos así, por no decir que aún no habíamos pasado de los besos. Y joder, siempre tuve una atracción indescriptible por Ely, y después del largo tiempo que estuvimos separados sentía más que nunca la necesidad de volver a tener contacto físico con ella. Volver a ver esos pequeños lunares por su torso, volver a tocarla y sentir como se le ponían los pelos de punta, la piel de gallina con un roce de mi piel. - Te traje ropa - señalé las bolsas que sostenía con la mano derecha - Tu hermano me ayudo un poco, selecciono lo que más te solías poner.

- Perfecto - respondió volviendo a sentarse junto a Nat - ¿Puedes dejarlas en el cuarto, y así echar un vistazo a Abby?, esta dormida en la cama.

- Sin problema - y esta vez me acerqué yo a ella y le di otro beso, un beso un poco más largo, igual de intenso y con un pequeño mordisco en su labio inferior. Observé su reacción, y pude notar que claramente le encantó. Solo pretendía encender nuevamente esa llama pasional que teníamos antes.

Me desperté al escuchar a Abby balbucear. Abrí los ojos y vi a Ely abrazada a mí, apoyada con su cabeza en mi pecho, durmiendo. La peque en cambio estaba tumbada boca arriba a mi otro lado, despierta, balbuceando con las manos metidas en la boca, llenándose toda de babas. Me provocó al instante una carcajada. Se la veía tan a gusto, tan bonita. No pude evitar sentir un amor tremendo por esa pequeña. Y es que era simplemente adorable.

Debo de admitir que al saber de ella y cogerla por primera vez con mis propias manos, sufrí. Sufrí por no haber estado ahí desde el minuto uno de su existencia, por no haber presenciado su continuo crecimiento en el vientre de Ely, joder hubiera sido precioso. Pero no quería lamentarme, ni hacer que Ely se lamentara más de lo que ya sabía qué hacía. Ahora mismo era de lo mas afortunado por tener lo que tenía, y me quedaba con eso. De pronto noté que Ely se movía, la miré y vi que se despertó.

- Buenos días pequeña número dos - sonreí mirándola embobado. La claridad de la ventana con los primeros rayos de sol se posaba sobre cabello ondulado y sobre ese hombro al descubierto al llevar una camiseta de tirantes puesta.