Capítulo 21

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Logan

Estaba en un sueño, un sueño del que no quería despertar. Sentía que estaba donde tenía que estar, y con quienes tenía que estar. Abby era...perfecta. Sabía que jamás olvidaría ese momento en que pude cogerla por primera vez, verla, sentirla sobre mí. Tenía los mofletes sonrojados, unos labios gorditos que me recordaban a los míos, y unas pestañas largas como las de su madre. Era la mejor combinación de ambos, lo mejor que pudimos dar a este mundo.

Todo parecía estar encaminándose. Ya las tenía conmigo, ya podía hacerlas feliz, protegerlas, cuidarlas. Sobre todo, a Ely. Seguía siendo la misma en el fondo, pero todo lo sucedido provocó cambios en ella. Ayer nada más verla pude notar su mal estado. Seguramente perdió peso, y no dormía mucho por las leves ojeras marcadas bajo sus ojos. Además, a la hora de meternos en la cama para dormir, la note distante, insegura, temblorosa. Estaba claro que tenía que tener una conversación con ella. Pero ahora no era el momento, debía de asentarse, de hacerse a la idea de que ya estaba a salvo. Y eso solo se conseguiría dejando pasar algunos días.

- ¿A dónde vas? - preguntó Ely al ver que me levantaba de la cama.

- Voy a la ducha - me giré para verla - ¿Acaso me quieres acompañar? - sonreí brevemente.

- En otro momento - pronunció quitándole importancia - Voy a ver que tal está Abby.

- De acuerdo - dije levantando las manos como signo de decepción ante su respuesta, aunque podía entender que necesitaba asimilar lo ocurrido - Ya sabes dónde estoy, por si cambias de opinión - intervine metiéndome en el baño.



Estábamos en el comedor, almorzando con Natalie. Afortunadamente mis padres estaban pasando unos días en la casa que teníamos en las afueras. Lo que nos daría tiempo para pensar en cómo explicarles que esa niña que piensan que es hija de Ely, también lo es mía.

- Tenías que haberla visto al nacer, era toda una muñeca - dijo Natalie mirando a Abby mientras comía puré - Desde el minuto uno tuvo esos ojos, tan azules como los tuyos - me miró a mi esta vez.

- Bueno, la estoy viendo ahora - dije un poco triste por saber la de momentos que me perdí, pero queriendo cambiar de tema para que Ely no se sintiese aún más culpable.

- ¿Y tú? - intervino Nat llamando la atención de Ely - ¿Cómo estás?

- Bien, más que bien - sonrió Ely mientras continuaba dándole el almuerzo a la peque.

Comencé a comer, Nat preparó una ensalada y un poco de carne. No es que fuera una excelente cocinera, pero eran pasables sus platos. Pinché un poco de ensalada, y cuando fui a comerla, se escuchó como pegaban en la puerta de casa.

- Voy yo - dijo inmediatamente Nat.

- Logan - pronunció mi nombre Ely, la cual pude notar como se tensó.

- Mírame - la agarré de los hombros - De aquí no te vas a mover, así que si es Roger no te preocupes.

- Ely - interrumpió Natalie a los pocos segundos - Es tu padre – dijo y acto seguido Ely se puso en pie y fue hacia la puerta corriendo. No había hablado mucho con Ely, por lo que no sabía hasta qué punto era su padre conocedor de todo.

- Nat, quédate con Abby - dije mientras salía de la cocina hacia la entrada junto a Ely.

- ¿Otra vez estas con este capullo? - escuché decir a Harry, el padre de Ely.

- Buenas - interrumpí al llegar hasta ellos.

- Tú - me señalo Harry acercándose a mí - ¿Cómo eres capaz de volver a San Francisco y arruinar la vida de Ely?, estaba muy bien sin ti.

- Papá por favor, escúchame - decía Ely metiéndose entre su padre y yo.

- Señor se está equivocando - advertí con tranquilidad.

- Papá, por favor papá, escúchame - volvió a repetir ella.

- Te escuchó - le contesto sin apartar la mirada de mí.

- Logan no ha arruinado mi vida, la ha salvado, al igual que la de Abby. Papá, Roger me tenía sometida, me tenía todo el día metida en ese apartamento. ¿No te extraño que no te llamase, o que no fuera a verte?

- ¿Qué? - preguntó extrañado - Ely, Roger hablaba conmigo, me decía que todo iba perfecto, que no podías hablar conmigo porque estabas super ocupada en un futuro trabajo.

- Pues le mintió - interrumpí nuevamente - Su hija ha estado allí metida un mes, y su nieta la cual sé que es mi hija, también. No he dejado mi futuro profesional en Seattle por arruinar sus vidas, lo dejé para hacer que vivan. Para vivir yo, por qué la necesito, siempre la necesite. ¿No puede entender eso?, ¿No puede ver que nunca fui una amenaza para su hija?


Ely

Tras las últimas declaraciones de Logan, le pedí que me dejara a solas con mi padre. Debía de hablar con él, darle explicaciones o mejor dicho contarle todo lo ocurrido. Y, sobre todo, hacerle ver que Logan siempre fue ese gran chico que conoció aquella vez. Aquel chico que le pareció bueno para mí. Contarle lo que verdaderamente ocurrió con Ann, admitir que cometí un error en no contarle lo de nuestra pequeña. Por lo que, quizás cuarenta minutos después de una charla continuada con mi padre, ambos nos dirigimos a la cocina. Allí aún permanecían Logan, Natalie y Abby. Lógicamente ya habían almorzado, por lo que ahora tomaban algo de dulce.

- Venid sentaros - dijo Natalie levantándose de su silla.

- ¿Todo bien? - preguntó Logan que permanecía con Abby sentada en sus piernas.

- Si, todo bien – afirmé con la cabeza y una sonrisa.

- Logan - interrumpió mi padre - Te debo una disculpa. No sé cómo estuve para no ver lo que realmente pasaba. Gracias por lo que has hecho.

- Tranquilo, no tiene que darlas señor. Supongo que ahora que empiezo a entender lo que es ser padre, puedo entender que te conformases con escuchar que tu hija estaba bien. Te fiabas de Roger, no tenías razón para dudar de él - contestó Logan. Una vez más me demostraba que el tiempo también paso para él. Ya no era el chico impulsivo de antes, había madurado. Ahora hablaba como todo un adulto, como todo un padre, y eso a decir verdad me encantaba. Sabía que siempre seríamos esos dos locos enamorados que se juraron amor eterno con un beso en la playa bajo la luna. Aunque ahora, teníamos más puestos los pies sobre la tierra.

- Bueno -Intervino Natalie - ¿Cómo se enteró que estaban aquí? - preguntó dirigiéndose a mi padre.

- Por Roger - hizo una pausa sentándose a la mesa - Esta mañana me llamó. Me dijo que te habías marchado con Logan, que él estaba aquí desde hace unos días y te convenció para abandonarlo todo por él.

- Hay algo que no me cuadra - escuché decir a Logan - ¿Por qué espero hasta esta mañana para llamarle?, además, ¿Cómo sabe que fui yo el que te saco de allí?, ¿Cómo sabe que llevo varios días en San Francisco?

- Esto nunca se va a acabar...- dije en un tono angustioso.

- Eh, tiene fin - me cogió la mano Logan - ¿Y sabes cómo es ese fin? – dijo serio, con sus ojos fijos en mí. Le devolví el gesto de agarrarme la mano, y con un leve movimiento de cabeza, negué ante su pegunta - El fin es tú y yo juntos, con nuestra pequeña. En una bonita casa con vistas al mar, ¿O ya no te acuerdas de aquello que hablamos en nuestro viaje a Hawái?- sonrió tiernamente - Yo te pedí tener mínimo dos hijos, para que jugasen y se hicieran compañía, y tú me pediste una bonita casa, grande y con vistas al mar para nuestra familia - tomó aire para continuar - Ely, has cumplido parte de tu promesa, me has dado una hija preciosa y única, y yo cumpliré la mía. Ese será el fin de todo esto, cueste lo que cueste. Sois mi vida, mi familia, mis pequeñas.

Esas declaraciones, ahí,delante de mi padre, y de Natalie, me hicieron morirme de amor. Era toda unapromesa de futuro, y delante de testigos. Ahora sí, noté como todo por dentrose me removió al escuchar aquello. Se acordaba, se acordaba de nuestraspromesas, de nuestras charlas esporádicas. ¿Cómo no iba a amarle locamente?,literalmente me emocionó con eso, me derritió. Era él, esa media naranja quepocos son capaces de encontrar en su vida, o ese príncipe azul de los cuentos.Era Logan, Logan Clifford, mi amor, el padre de mi hija y mis futuros hijos, miconfidente, mi amigo, mi amante, mi todo. Y lo fue, lo es y lo será siempre

Ely Williams [P.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora