Capítulo 63

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Agonía, en estado puro. Los gritos de la gente dejaron de ser percibidos por mis oídos, y el tiempo, pareció ir a cámara lenta. Aún no era consciente de lo que estaba pasando, de lo que veían mis ojos. Había pasado de leer un mensaje del detective Clark, a ver como Ely corría hacia mí, y se desvanecía en mis manos mientras pronunciaba un te quiero y un gracias.

Ese mensaje me hizo entrar en pánico, pero que iluso, pánico era lo que estaba viviendo ahora. Ely terminó por perder el conocimiento, tirada en el suelo, sobre mis manos. Su sangre flui de ella como si se tratase de un leve chorro de agua saliendo del grifo de un baño. Por unos instantes cerré los ojos con tanta intensidad, con tantas ganas de despertar de esa pesadilla, que cuando los volví a abrir, y volví a ver a Ely en ese estado, hice de tripas corazón, y saqué a ese médico que llevaba dentro. Visiblemente tenía dos heridas, una en el hombro derecho, y otra en mitad del pecho. Mordiéndome la boca de la rabia, la cogí en peso y sin pensarlo dos veces, me dirigí rápidamente al coche. No podía permitirme esperar a una ambulancia. Ely no podría aguantar a su llegada y a su posterior traslado al hospital. Y no estaba dispuesto a que dejara esta vida antes de tiempo. Ya en el coche la incorpore en el asiento del copiloto, y con una chaqueta que me deje en el asiento trasero, le presioné la herida del pecho, la cual era la más grave. Arranqué, y conduje lo más rápido que pude al hospital donde tenía mi puesto de trabajo. Era el más cercano al muelle, y conocía a los médicos de urgencia, sabía que se dejarían la vida por salvarla.

Mientras salteaba coches que se dejaban los dedos en el pito por la velocidad a la que iba, llamé a la recepción del hospital. Al cogerme la llamada, me identifiqué, y avisé de que iba de camino para que estuvieran preparados a mi llegada, además de darle información de la situación en la que se encontraba Ely. Por varios instantes, miraba a esa chica. Y mentiría si dijera que las lágrimas no esperaban con angustia a que diera la señal de salida, para inundar todo a su paso.

Minutos después, unos que se me hicieron eternos, llegué a la puerta de urgencias. Allí esperaban algunas de las enfermeras con una camilla y el médico de guardia. Me ayudaron a colocar a Ely en la camilla, y mientras entrabamos a toda prisa al interior del hospital, Ben, el médico que la estaba atendiendo, pidió en voz alta una analítica, y que prepararan un quirófano. Obviamente me esperaba la necesidad de una operación, pero joder, después del tiempo que había transcurrido desde que escuché esos disparos, la situación se estaba haciendo más real. Esa era mi realidad, y no estaba preparado para asumir algo así.

- Me voy preparando - dije rápidamente, dirigiéndome a la sala de vestuarios.

- ¿Qué? - preguntó Ben a toda prisa, agarrándome el brazo para detenerme, mientras veía como metían a Ely en el ala de quirófanos.

- Hay que operarla, y yo pienso estar en esa operación - dije deshaciéndome de su agarre.

- No Logan - respondió poniéndome la mano en el pecho para que me detuviera un instante y le escuchase - Sé que es una situación jodida, pero no te voy a permitir entrar en ese quirófano.

- Ben, no puedes negármelo - contesté negando con la cabeza.

- Si puedo, y lo hare. No voy a permitir que intervengas, tienes que estar al margen. No estás en situación de hacer frente a una operación y menos tratándose de tu prometida. Lo que tienes que hacer es estar con ella antes de que entre a quirófano mientras espero los resultados de la analítica. Y sobre todo avisar a vuestra familia - pronunció con toda la seriedad del mundo, para darme un breve golpe en el hombro como ánimo.

No quería asumirlo, pero llevaba razón. Saqué el móvil mientras entraba a la habitación donde tenían a Ely. Marqué el número de Nat primeramente, no sabía nada de Abby, aunque tenía claro que estaría bien, la habíamos dejado en buenas manos. Mientras la llamada sonaba, pude ver como ya habían quitado la ropa llena de sangre de Ely, y le habían puesto la vía, y realizado la extracción de sangre. Por el momento sus constantes vitales marcadas por el monitor eran débiles, pero ahí estaban.

Ely Williams [P.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora