Mudarse por el trabajo de tus padres, era algo realmente espantoso, pero mudarse cada año de ciudad era como la mierda.
Despedirse de las personas que eran mis amigos ya no era tan difícil ahora, aunque por cada ciudad y escuela que había pasado siempre aprendía algo nuevo y ese aprendizaje iba a quedarse a ahí conmigo fuera malo o bueno.
-No puedo creer que te vas-murmuro Selene recargada en el casillero vecino, comiéndose sus perfectas uñas. -
-Esto no será permanente... espero. -murmure tomando cada cosa que estaba en mi casillero. -
-Deberías de independizarte, -dijo colocando su hombro en el casillero, observando cada movimiento que hacía. - quiero decir, no podemos hacer nada en contra de nuestros papis, pero si poner límites. -
-Creo que la última vez que pusiste límites, te cancelaron la cuenta bancaria amiga. - dije cerrando el casillero. -
-Si, pero lo que pasa es que tenemos papis diferentes, el tuyo es comprensivo y el mío... bueno el mío es un buen abogado. -
-No sé qué tienen de diferentes. -murmuré mientras caminaba con todas mis cosas en mis brazos. -
-Mi padre quiere controlar mi vida, y el tuyo te arrastra con él. -Mientras nuestros tacones hacían eco en los solitarios pasillos, me puse a pensar en lo que dijo Selene. Le daba muchas gracias al cielo que ella no era hueca, más bien ella tenía tetas y cerebro, no como mis ''Amigas anteriores. ''
Al salir de la escuela nos encontramos con un enorme estacionamiento solitario, ni tan solitario por que el único auto que estaba ahí era el de mi hermano, y el se encontraba justamente recargado en él.
Me gire para poder ver la cara angelical de Selene.
-Te voy a extrañar Natasha. -
-Yo también Selene. - dije acercándome a ella. -Nos dimos el último abrazo, con las esperanzas de volver a vernos.
-Cuidare este reinado por ti. - murmuro separándose de mí. -
-Espero que sí. - conteste alejándome de ella. -
-Mantente comunicada conmigo, sube fotos del lugar en el que vas a vivir. -
-Claro que sí. - conteste, mientras caminaba al auto de mi hermano.Camine como 10 pasos para llegar junto a mi insoportable hermano mayor. ¡Solamente fueron cinco minutos de diferencia! Si, somos gemelos, ya se imaginarán la horrible niñez que tuve que pasar con el tarado de mi hermano, déjenme les cuento un poco.
Fiestas juntas, ya se imaginarán el desastre que era eso, nuestra vestimenta era casi, casi iguales, otra cosa odiosa era que casi siempre estábamos juntos, no se de que iba eso, y cosas extrañas nos pasaban de chicos, solo a veces pude sentir lo que el sentía, y fue una experiencia totalmente tétrica. Cuando vino por primera vez mi regla, adivinen a quien le dieron los espantosos dolores de cólicos, obvio, ¡a él.!
-Vamos. - murmuro, abriendo caballerosamente la puerta del copiloto. -
-Gracias. - conteste dejando tolas las cosas en el piso del auto. -
- ¿Como te fue? - pregunto al entrar al auto. -
- He tenido mejores despedidas. - conteste mirando mis uñas. -Necesitaba una manicura con urgencia.
-Esta vez no he visto ningún chico. - dijo mientras prendía el auto, maniobró para sacarnos de aquí. -
-Sera por que tus los ahuyentas. -respondí mirándolo con cara de obviedad. - O porque papa los asusta. -Toda mi vida, he vivido de los celos de mi hermano y de mi padre, por una pequeña parte eso era dulce, pero viéndolo por la otra cara de la moneda, eso era realmente posesivo. Solamente una sola vez había llegado un chico a enfrentarse a mis Rot Wailer's.
Gire mi cara hacia la ventana un poco melancolía por el recordatorio.
Que podía decir, eso era realmente doloroso para mí, recordar y soñar cada momento vivido. Toque el anillo que se encontraba en mi dedo, perdiéndome en los árboles y autos.

ESTÁS LEYENDO
Domando A Una Diva
RomansaEsa niña con el corazón herido todavía seguía ahí. No adaptaciones ni copias.