Miércoles por la mañana el ombligo de la semana, toda la escuela estaba decorada hasta por los codos de papel crepe morado, negro y naranja caían del techo, hojas secas y algunas calabazas decoraban algunas de las esquinas, cartulinas y carteles estaban pegados en las paredes con la noticia del esperado baile que se haría el mero día de Halloween el sábado.
Me encontraba sentada en mi mesa platicando con Dayana acerca de los disfraces que usaríamos el sábado por la noche.
-Hemos decidido ponernos trajes de pareja, Antoni y yo. –dijo Dayana mientras rayaba una hoja de papel con su pluma rosa. -
-Alan y yo también vamos a ir con disfraces de parejas, no te imaginas cuanto batalle por encontrar un disfraz adecuado para nosotros. - dije volteando a ver hacia la puerta esperando que se presentara el profesor de Historia. –
-Me imagino porque yo también pase lo mismo con Antoni. –contesto dibujando una flor en su cuaderno. – Casi me rendía y le decía que fuéramos así como porrista y jugador. –
Solté y una risita mientras la empujaba con mi hombro. – Que original amiga. –
- ¿Qué? - dijo soltando la pluma sobre la mesa larga para dos. – Hubieras visto al hombre, cada traje que nos pusimos lo rechazaba. –
-Oh dios, creo que estoy teniendo un déjá vu en estos momentos, porque también pase por lo mismo, hasta que dimos con el correcto. –
- ¿En serio? Nosotros duramos dos días para encontrar el adecuado. –
-No puede ser. –dije riendo. –Tienes que decirme de, que se van a disfrazar y saber si valió la pena. –
Dayana sonrió automáticamente. - Voy a ir como Dorothy y Antoni ira como un sexy hombre de hojalata. –
-Me parece perfecto, te miraras muy hermosa en el traje de Dorothy. ¿Ya conseguiste las zapatillas rojas? –
-Claro que sí. Obviamente no son las mismas que en la película, pero me encantaron. –
-Apuesto a que sí. –dije contagiándome con su alegría. –
Un carraspeo un poco fuerte de lo normal para ser humano, hizo que todos en el aula de clases dejáramos de hacer lo que estábamos haciendo para prestar atención hacia el sonido.
Una profesora que no había visto por qué no tenía ninguna clase con ella, entro al aula y se colocó en el escritorio de nuestro profesor de historia.
-Hola muchachos estoy aquí solo para dejarles un poco de tarea en casa que me ha hecho llegar el profesor Briston, la próxima semana él ya se encargara de ustedes. Por el momento guarden silencio y anoten todo lo que apuntare en el pizarrón el que termine podrá salir en silencio hacia la cafetería. – y sin más nos dio la espalda y de su bolsillo del pantalón de vestir negro saco un plumón y una hoja de papel blanco y se puso a escribir todo. –
Todo en ella era profesional, parecía más una ejecutiva que una maestra en esos pantalones de vestir negros, su blusa blanca fajada y ese moño alto en su cabello, sus tacones altos rojos al igual que su cinto.
Una secretaria tal vez.
-Fría como el hielo. –Murmuro Dayana por lo bajo. –
Unos diez minutos después Dayana y yo dejamos el aula en silencio, caminamos hasta nuestros casilleros para después ir a la cafetería que se encontraba medio vacía, fuimos por nuestras charolas.
-Tengo que confesarte algo. –le dije mientras caminábamos con nuestras charolas en las manos. –
-Dime. -respondió, tomando una cajita de ensalada para ponerla en la charola. –
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Domando A Una Diva
RomansaEsa niña con el corazón herido todavía seguía ahí. No adaptaciones ni copias.