CAPITULO # 24

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Su nariz toca mi mejilla, sintiendo su respiración mentolada por todo mi rostro, mis piernas se debilitan queriendo, exigiendo sus labios en los míos. No sé cuánto tiempo nos quedamos así, rosando nuestros labios, tocando nuestras mejillas, oliéndonos, mesclando nuestros perfumen en una sola combinación.

Tenía un montón de pensamientos en estos momentos, me estaba dejando llevar por mis impulsos, por el deseo que surgía de mi ser al querer besar sus carnosos y varoniles labios, quería que el probara los míos también, que nos perdiéramos en un beso.

Pero el beso jamás llego...

-El hijo de Richard McCann.- la voz de mi padre hizo que girara mi rostro hacia el.-

Alan quedo justo en mi mejilla, colocando su frente en mi hombro y escuchándolo maldecir en voz baja, me aparte de él con discreción quitando mis manos de su fuerte pecho.

¿Pero qué mierda estaba haciendo?

-Señor Edgar Montgomery...- dijo Alan recuperándose y acercándose a mi padre para darle un apretón de mano.-

Mis mejillas estaban sonrojadas, todo mi cuerpo estaba caliente, alise mi vestido con mis manos, yendo hacia donde estaban los chicos que hacían volar mi cabeza, uno más que otro.

-Me da gusto volver a verte por aquí otra vez.-habla mi padre haciendo que yo frunza mi ceño, tomándome con la guardia baja.-

Pensé que la gente se iba a volver loca aquí, pero creo que todos están aceptando a mi pareja falsa.

-¿Cariño te molesta que te lo quite por un momento?-pregunto mi padre colocando una mano en el hombro de Alan.-

Mis ojos fueron de Alan a papá leyendo las expresiones de ambos, no quería que papá fuera duro con él, así que empecé a hablar muy rápido.

-Yo los acompaño.- dije dando pasos hacia ellos.-

-Cariño...-dijo mi papá riendo.- es una charla de hombre.- murmuro con su cara risueña.-

No entendía lo que estaba pasando y no sabía cómo reaccionar, mis ojos buscaron la cara de Alan, necesitaba saber qué es lo que él pensaba de todo esto.

Alan se acerco a mí mirando mi cara de disgusto, dejo el ramo de rosas en mis manos y se inclino para darme un casto beso en la mejilla.

-Todo está bien Naty.- murmuro en mi oído tranquilamente.-

Se alejo de mi acercándose a mi padre, el le palmeo el hombro y los mire a los dos irse hacia su despacho sin entender nada.

¡Pero qué mierda!

No sabía lo que pasaba, mi mente daba vueltas tratando de entender que fue lo que paso ¿Qué es lo que tienen que hablar los dos a solas? Camine hacia la cocina en busca de un jarrón, para poder distraerme y poner las bellas flores que Alan trajo para mi, una sonrisa tiro de mis labios al oler las rosas, no debería de a verse molestado.

Busque en las gavetas de la cocina un jarro de cristal, el encontrarlo le puse agua y coloque las flores adentro, Salí de la cocina hacia el comedor donde se encontraba mi hermano con Tamara, al verme se levanto de las piernas de mi hermano alisando su vestido con rapidez.

Rodee mis ojos y los ignore a ambos colocando las flores en medio de la mesa, eran realmente hermosas.

-¿Naty por que no me lo dijiste?- pregunto Tamara acercándose a mí.-

No levante la mirada, me hice la tonta acomodando las rosas en la mesa. Sabía a lo que se refería y la verdad no era de su incumbencia.

-Fue algo inesperado...- respondí al verla.-

Domando A Una DivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora