El viernes al salir de la escuela fui por mi auto al taller, mis padres no habían preguntado nada acerca de mi auto, tampoco preguntaron por qué Dayana pasaba por mí en las mañanas.
Hoy tenía pendiente un asunto con mamá así que al salir del taller me fui directo a su zapatería, mamá la mayoría del tiempo la pasaba ahí recibiendo mercancía de sus proveedores, recuerdo que me había pedido ayuda para decorar el interior, porque el exterior ya estaba hecho.
La tienda se llamaba ''Cinderella'' y se encontraba justo en medio del pueblo para que estuviera a la vista de todos. La mejor parte era lo que mi madre había hecho con el decorado por fuera de la tienda, las letras Cinderella estaba echas de laminas color rojas grande, con un espiral verde y hojas decoradas debajo de las letras hasta llegar a un bonito tacón, del mismo color que las letras. El local era gris, con el logo de la tienda pegado por todo la pared.
Todo era realmente espectacular y me encantaba, ahora el trabajo pesado me tocaba a mí, tenía que decorar todo el interior, y mi cabeza por más que pensara no podía decir entre el color de la pintura.
Mientras que tenía una diarrea mental mi madre me platica de todas las cosas que había pedido para la tienda, que también vendería bolsas de mano de diseñador, y que necesitaba a unas modelos para las fotos que pondría en la ventana del aparador. Sabía que ella quería que yo y mi pequeño grupo de amigas estuviéramos en la sesión.
-¿Te vas a decidir al fin en pintar o vas a seguir haciéndote la boba con la brocha en la mano?-cuestionó mi madre sentada en el sofá blanco abriendo una enorme caja.-
Moví mi brazo con más fuerza.-Estoy pintando madre.- dije mirando el color blanco esparcirse por la pared.-
-Mmm.- murmuro.-
Nos quedamos en un silencio incomodo, por mi mente paso que quería hablar de algo que para mí en estos momentos no era lo que yo deseaba.
-¿Pasa algo?- cuestionó cortando con un cúter la caja que contenía otro sillón redondo color blanco.-
-Lo que pasa es que ando un poco nerviosa por el día de mañana.- mentí mientras me agachaba para meter la brocha al bote de pintura.-
-¿Lo dices por tu cita que vas a llevar a casa o por tu presentación?-pregunto mi madre.-
Con un suspiro resignado le hice frente a mi mamá. Deje la brocha sobre el pequeño balde de metal, sentándome sobre el piso con mis pies doblados.
-No sé si estoy lista para tener una cita.- murmure.-
Y era la verdad, no podía acostumbrarme todavía, es cierto me gustaba estos nuevos sentimientos que me hacía sentir el volver intentar pero no podía, por alguna u otra razón no podía dejarme llevar del todo.
Mi madre dejo la pela con la enorme caja para verme.-No es tu culpa.-
Me incline un poco hacia delante para poner mis codos en mis rodillas, tallando mi rostro con mis manos sudorosas.-Es lo que siento.-
-Los dos eran jóvenes, querían comerse al mundo y se les hizo fácil.-
-Pero yo realmente quería estar con él.-dije levantando mi cabeza.- Yo lo amaba y quería pasar el resto de mi vida con él, tener algo como tú lo tienes con papá...- mi voz se corto al recordar todas las escapadas que hacia al cementerio para poder llorar mi dolor en su tumba.-
-Ho cariño...-murmuro mi madre viniendo hacia a mi.-
Se sentó a mi lado y me abrazó, su aroma y sus brazos me reconfortaban.
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Domando A Una Diva
RomansaEsa niña con el corazón herido todavía seguía ahí. No adaptaciones ni copias.