Después de la fotografía no podía quitar mis ojos de Alan, el se miraba realmente alegre, se notaba que estaba disfrutando esto, al ver como hablaba con sus compañeros de equipo, discutiendo algunos movimientos y reviviendo los pases de hace unos minutos atrás, se me hinchaba el corazón al verlo tan feliz.
Unos toquecitos en mi hombro hacen que de un brinquito de la impresión y me volteo enseguida para ver quien ha arruinado mi vista.
-Te miras tan encantadora.-Exclamo mi madre juntando sus manos.-¿No es así cariño?-le pregunto a mi padre volteándolo a ver.-
Yo ruedo mis ojos divertida.
-Ella se mira encantadora con todo.- murmuro mi papá.-
-Ya...-Murmure un poco apena por esto.-
Tuve que mirar mi tenis para evitar el contacto visual con ellos, hasta que sentí un brazo delgado en mi cintura.
-Hola señor y señora Montgomery.- dijo la voz chillona de Tamara a mi lado.-
Chasquee mis dientes en respuesta, y mi mamá me lanzo una mirada de ''Eso no es apropiado en una dama.'' y de mi parte tuvo una sonrisa encantadora, antes de voltearse a ver a Tamara.
-Hola querida.-dice mamá con una sonrisa encantadora.-Tú debes de ser Tamara.-
Me despegue del agarre de Tamara para huir de esa escena que ya se estaba poniendo un poco empalagosa.
Empecé a buscar con mis ojos a Dayana, era un mar de público aquí y lo único que podía hacer era codear a la gente y empujar para poder ver una cara conocida, cuando al fin puedo salir del mar de gente encuentro a Dayana hablando con Antoni, el era lindo, cara redonda, brazos anchos ojos azules piel clara y cabello castaño, y ella era perfecta para él.
Sonreí al verlos, hacían una muy bonita pareja.
Yo por otro lado tenía que encontrar a Alan, con solo pensarlo mis manos empezaron a sudar, un grito del entrenador me hizo girar en su dirección.
-¡Vamos chicos, los quiero en las duchas! ¡AHORA!-
Genial, ahora tenía que esperar.
Una media hora después me encontraba recargada contra un casillero, justo enfrente de los vestidores de los chicos, observando cómo salía uno a uno, el olor que salía de ese cuarto cada vez que salían de ellos era a shampoo y sudor mesclado. Eso era totalmente asqueroso, hasta que la persona que quería ver apareció entre el vapor y fundado en una camiseta blanca ajustada con un par de pantalones de mezclilla ajustado también en todos los lugares exactos, la chaqueta de Los Vaqueros la traía contra el hombro y su bolso de GYM color azul se encontraba en su hombro contrario.
Tuve que mantener la calma cuando sus ojos negros se posaron en mí, me removí un poco incomoda contra el casillero y su sonrisa masculina se ensancho, la verdad no sé por qué era esa sonrisa, si era por mi o porque él sabía lo que me hacía.
-Creo que hoy es tu día de suerte.- murmure pasándome la lengua por los labios.-
La sonrisa que él me dio fue tan abrumadora que tuve que morderme el labio inferior. El era tan... perfecto, su sonrisa era realmente hermosa y oscura a la vez, algo totalmente sexual, y eso era algo... sexy.
-No creo que pueda ser más perfecto.- dijo deteniéndose justo enfrente de mi.-
Me enderece y empecé a jugar con el anillo en mi dedo, evitando entrar en su burbuja personal o que el entrara en la mía.
-Ocupo un favor.- dije tomando la correa de mi bolso del GYM que se encontraba en el suelo, para poder distraerme con algo.-
Empecé a caminar haciendo que Alan me siguiera.

ESTÁS LEYENDO
Domando A Una Diva
RomanceEsa niña con el corazón herido todavía seguía ahí. No adaptaciones ni copias.