Veintidós

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—Oye, creo que hay algo malo con la mano de Tsukishima.

"Maldición."

—En el momento en que tuviste contacto con el remate de Ushijima, la piel en la base de tu dedo se desgarró. Estaríamos de suerte si eso fuera todo.

"¡Maldición! Justo en este momento. Menos mal que fue solo el meñique. Está bien, puedo soportar el dolor. ¿Cuándo dejaré de sangrar? Hinata vendrá en la siguiente rotación. Debería estar bien si lo vendo bien. Debo apresurarme..."

—Como sea, ve a la enfermería primero.

Kiyoko sabía que era su deber acompañarlo a la enfermería, pero al ver la cara de preocupación en Hitoka, decidió que mejor fuera ella quien lo acompañara. Le hizo señas rápidamente y Hitoka se apresuró hacia la parte baja del gimnasio, mientras Kei se retiraba de la cancha.

—¡Asegúrate de ganarme algo de tiempo! —le gritó Kei, molesto, a Hinata.

—¡Ya estaremos en las nacionales cuando regreses! —respondió Hinata, irritado.

Kei, al salir de la cancha, vio a su hermano junto a Hitoka. Al ver la expresión preocupada en el rostro de ella, Kei decidió disimular el dolor para no preocuparla.

—Hermano, ¿qué estás haciendo aquí?

—¡Por supuesto que vendría a ver a mi heroico hermano menor! Parece que no has muerto aún...

—¿Y acaso importa? A pesar de que aún estoy vivo, soy impotente en los momentos cruciales. Además, ya estoy cansado de jugar para cinco sets. Así que pensaré en esto como un descanso. Aunque mi mano me duele. —dijo Kei mientras se dirigía a la enfermería.

Hitoka solo observaba la espalda de Kei, pero sabía que detrás de todas esas palabras, él estaba sufriendo. En la cancha no pudo disimularlo, pero ella sabía que lo estaba haciendo ahora porque ella estaba presente.

—"Mi equipo puede ganar incluso sin mí." —Kei volteó a ver a su hermano al escucharlo decir eso. —Solo necesitas creer en eso.

—No te preocupes. —dijo Hitoka, parándose a su lado. —"Ya habremos perdido cuando vuelva." Eso nunca pasará. —trató de animarlo, y vaya que lo logró.

"¿Quién diría que Hitoka sería lo mejor que me ha pasado en la vida?", pensó Kei, mirando de reojo a su novia. A pesar del dolor que sentía en la mano, logró esbozar una sonrisa.Ya en la enfermería, la enfermera vendó bien el dedo de Kei mientras le daba indicaciones, pero él no estaba prestando atención. Estaba demasiado ocupado pensando en otras cosas.

"Argh... sí que duele, de verdad no tuve suerte esta vez. Cuando atacas, te conviertes tú mismo en el señuelo. Detén tu impulso y luego salta. Justo ahora, cambié el curso del balón. O quizás el balón se desvió", pensaba Kei, analizando su próxima jugada a pesar de no estar en la cancha.

"Estar tranquilo, o más bien, estar concentrado. Probablemente no esté pensando en el partido ahora mismo, sino en lo que puede hacer cuando regrese", pensó Hitoka al observar las expresiones de Kei. 




—¡Tsuki! —gritó Yamaguchi al verlo entrar corriendo junto a Hitoka y Akiteru, pero él siguió corriendo hacia donde estaba el entrenador.

—Tsuki... —comenzó a llamarlo el entrenador, pero Kei lo interrumpió.

—El sangrado ya se detuvo. El área dislocada también está en su lugar. Solo duele un poco el meñique, así que no afectaría mucho mi juego —explicó.

El entrenador se volvió hacia Hitoka.

—Básicamente eso es lo que dijo —confirmó.

El entrenador asintió, indicando que Kei podía entrar en la cancha. Hitoka y Akiteru se dieron cuenta de que ya era hora de irse a las gradas; solo los habían dejado entrar para dar esa información.

Enamorada de TsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora