Quince

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—Estoy en casa —dijo Kei al entrar, todavía con la adrenalina del partido reciente recorriendo su cuerpo.

Después del juego, no había encontrado el momento adecuado para hablar con Hitoka, así que decidió dejarlo para otro día, o tal vez mañana.

—Bienvenido. ¿Cómo te fue en el partido? —preguntó su hermano, Akiteru, desde la sala.

—Ganamos, más o menos.

—¡Oh! ¿Cómo era tu oponente?

—De 2 metros.

—¿Disculpa?

—Tenían a uno de primer año de 201 cm.

—¿¡201 cm!? ¿¡Y ganaron!?

—Al parecer era muy principiante en el voleibol.

—Vaya...

—Creo que no fuimos capaces de bloquearlo del todo —admitió Kei, con un tono de autocrítica que Akiteru notó de inmediato—. ¿Qué? —preguntó Kei, mirándolo confundido.

—Tú pensaste que sería inevitable perder contra él, ¿no?

—Um... sí... digo, medía 2 metros, ¿sabes? —Akiteru lo miró confundido una vez más, lo que empezó a irritar a Kei—. ¿Qué? —preguntó Kei, un poco más irritado.

—¿Quieres practicar con nuestro equipo alguna vez?




—¿Le dijiste? —preguntó Yamaguchi, con curiosidad.

—No —respondió Kei, indiferente.

—¡Tsuki! —reclamó Yamaguchi, frustrado.

—Cállate, Yamaguchi —dijo Kei, irritado.

—¡Yamaguchi! ¿Podrías hacer algunos servicios para que podamos practicar? —interrumpió Nishinoya, acercándose a ellos.

—¡Claro! —respondió Yamaguchi, levantándose del suelo—. Te recomiendo que le digas tus sentimientos a Hitoka antes de que sea demasiado tarde —le dijo a Kei antes de irse a practicar.

Kei se rascó la cabeza en señal de frustración. ¿Por qué le costaba tanto confesar sus sentimientos a Hitoka?

—¿Qué? —preguntó Kei al ver a Hinata agachado frente a él.

—¿Serás capaz de detener a Ushikawa?

—Por supuesto que no. Estamos hablando de uno del top 3 del país. Tal vez con algo de suerte —pensó Kei.

—Pero alguien debe detener a Ushikawa, ¡o no seremos capaces de derrotar a Shiratorizawa! Quiero decir, ¡somos los bloqueadores centrales!

—¿Todavía estás pensando en ir contra un equipo top de toda la prefectura? ¿Qué tan sobreoptimista puedes ser?

—Debemos derrotar a todos los que se nos interpongan, así que no hay diferencia.

—Tú me sacas de quicio —confesó Kei.

—¿¡Cómo!? —preguntó Hinata, confundido—. Si es imposible para ti, entonces lo haré yo —dijo, levantándose.

—Es algo que siempre digo yo, pero... —empezó a decir Kei, levantándose también. Miró a Hinata de manera intimidante, haciendo que este se asustara—. Me saca de quicio que digan cosas como "es imposible" —continuó Kei, poniendo su dedo índice en la cabeza de Hinata con fuerza.

—¡Pusiste tu dedo en mi cabeza! ¿¡Intentas que me dé diarrea!? ¡Maldito Tsukishima!

—Me voy —dijo Kei, tomando sus cosas. Yamaguchi, al escuchar a su amigo, corrió hacia él.

—¿No le piensas decir? —le preguntó.

—Luego, tengo algo importante que hacer —respondió Kei, dirigiéndose a la puerta de salida y sacando su celular—. ¿Aló? —dijo cuando su hermano contestó la llamada—. Es Kei. Iré hoy.




—¡Dos bloqueadores!

El poder de un adulto realmente está a otro nivel.

—En verdad eres un flacucho, ¿estás seguro de que comes bien?

—¿Ya puedo irme a casa? —preguntó Kei, indiferente, a su hermano.

—Vamos, vamos, Akaizawa-san, ya lo verás —dijo Akiteru con entusiasmo—. Mi hermano pequeño bloqueará tus remates, ya lo verás.

—¡No hay manera de que pierda contra un estudiante larguirucho!

—Lo siento, me encanta provocarlo —le susurró Akiteru a Kei.




Kei se sentía más irritado de lo habitual. Sus bloqueos no estaban funcionando y los recuerdos de las palabras que le habían dicho anteriormente comenzaron a invadir su mente. "¿Seré capaz de detener a Ushikawa?" Corrió hacia el gimnasio. "Pensaste que sería inevitable perder contra él, ¿no?" Cuando llegó, buscó al entrenador con la mirada. "No disfrutas jugar voleibol, ¿no será porque tú apestas?"

—Um... —lo llamó Kei nervioso.

—¿Hm?

—¿Hay... una manera... de detener los remates de un oponente que es mucho más alto tanto en altura como en poder?

El entrenador se sintió conmovido de que Kei se acercara a él por su cuenta.

—Bien, ¿para ti qué es lo más importante en un bloqueo?

—...La altura, ¿no? —dijo confundido el rubio.

—Es el ritmo. Puedes apostar que hasta un niño de primaria puede detener un remate de Tanaka, siempre y cuando su palma sobrepase la red.

—¿¡Qué!? —gritó Tanaka al escuchar al entrenador decir eso.

—Siempre y cuando tengan el momento adecuado. Claro, las posiciones de las manos y leer el balón también son cosas importantes. Podría explicarte al respecto, pero no soy lo suficientemente hábil para mostrarte "qué hacer". Cuando se trata de bloquear teniendo en cuenta este tipo de cosas, Kuroo de Nekoma es definitivamente un maestro.

—Muchas gracias. —dijo el rubio dando una leve reverencia hacia el entrenador. "Ahora quiero volver a las prácticas en Tokio para poder practicar mi bloqueo", pensó Kei mientras caminaba y, como obra del destino, chocó con la pequeña manager. Desde lo que le hicieron Hinata y Kageyama a Hitoka, había estado evitando a Kei a toda costa.

—Lo siento. —dijo Hitoka haciendo una reverencia, y cuando estaba a punto de retirarse, tomó a la rubia de la mano para que no se escapara.

—¿Puedo hablar contigo en privado? —Hitoka tragó en seco y se dispuso a asentir.

"¿Qué me querrá decir?" Se preguntó Hitoka caminando junto a Kei hacia la salida.

"Es ahora o nunca", se dijo a sí mismo Kei mientras caminaba junto a Hitoka hacia la salida.

Enamorada de TsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora