Enamorada de Tsukishima

Treinta y tres

—De verdad están en el torneo nacional —murmuró Hitoka para sí misma.

Había terminado el partido del segundo día del torneo nacional. Se habían enfrentado a Inarizaki High School, extendiendo el juego a tres sets. Era evidente que el nivel de las otras escuelas se hacía más evidente con cada partido.

—Estoy cansado —comentó Kei, acercándose a Hitoka.

—¿Ya saben contra quién se enfrentarán mañana?

—Aún no ha terminado el partido, pero todos esperamos que sea contra el Nekoma.

—¿Tú también esperas que sea contra el Nekoma?

—Y yo más que nadie —dijo con una sonrisa, contagiando a Hitoka, quien también empezó a sonreír. Kei había demostrado ante todos lo mucho que le importaba el club, aunque a veces no lo pareciera. Pero también sentía una gran emoción por la idea de enfrentarse al Nekoma, especialmente después de todo lo que Kuroo había hecho por él para mejorar su técnica. No podía esperar para medirse contra ellos ahora que había perfeccionado su bloqueo. —Deberíamos hacer una cita en Tokio —sugirió, con entusiasmo.

—Deberías descansar para el partido de mañana —instó Hitoka.

—El partido no es hasta la tarde, y no es como si pasáramos todo el día explorando Tokio —insistió Kei, ajustando sus anteojos con determinación.

—Como manager del equipo... —Hitoka no pudo terminar su oración, sorprendida al ver a Kei agachándose a su altura.

—Pero aún no eres la manager oficial —le dijo Kei, tomándola suavemente del mentón antes de darle un beso.

Una parte de Hitoka sabía que estaba mal salir a explorar cuando claramente sabía que su novio necesitaba descansar. Sin embargo, recordaba las otras veces que había estado en Tokio con Kei. En esos momentos, o no eran aún novios o simplemente se la pasaban entrenando. Ahora, con la oportunidad de explorar la ciudad, sentía una mezcla de emoción y culpa. Por un lado, tenía muchas ganas de recorrer Tokio y descubrir todos sus rincones con Kei. Por otro lado, sabía que era importante que él estuviera descansado y en su mejor forma para el partido del día siguiente.

—Te puedo comprar todo el manga que quieras —susurró, tratando de persuadirla, con su mano acariciando su mejilla.

—Luego no quiero que te arrepientas —respondió ella con un dejo de cautela.

—Es con la tarjeta de mi hermano que pienso pagar —aclaró, tratando de disipar cualquier preocupación que pudiera tener.

—Vámonos —dijo, tomándolo de la mano y caminando a su lado. A pesar de ser más alto, sintió que caminaba extremadamente lento a su lado.

—¿Vas a salir? —preguntó Kiyoko, tomando por sorpresa a la rubia que estaba arreglándose el cabello. Hitoka se había propuesto un plan sencillo: salir antes de que Kiyoko llegara, pero se tomó tanto tiempo decidiendo qué peinado hacerse que fracasó en su intento.

—No debería ir, ¿verdad? —preguntó tímidamente, jugueteando con su falda.

—No, pero ¿cuántas veces puedes tener una cita con tu novio en Tokio? —intentó animarla Kiyoko, observando la nerviosidad de la rubia. Hitoka continuaba jugando con su falda, mostrando su nerviosismo. Por un lado, ansiaba tener esa cita con Kei, pero por otro, sentía que le fallaba a Kiyoko como manager—. No te preocupes, Hitoka. Solo asegúrate de no llegar tarde para que Kei pueda descansar —añadió Kiyoko, tratando de calmarla.