Kei golpeaba la mesa con la yema de los dedos, nervioso, esperando los resultados del examen. Quería estar lo más cerca posible de Hitoka para protegerla, consciente de que algo había sucedido el viernes pasado, aunque la pequeña se negara a contarle, a pesar de haberle pedido que lo hiciera para que no se preocupara por ella.
La profesora de Hitoka fue a la clase cuatro en busca de Kei y Yamaguchi. Les había ido tan bien en el examen que pasaron a la clase cinco. Al verlos, solo tuvo que pararse en la puerta para notar cómo ambos rápidamente tomaban sus cosas, sin necesidad de explicarles el cambio de salón. Caminaban en silencio detrás de la profesora, dirigiéndose hacia su nuevo salón de clase. La mujer deslizó la puerta y entró primero al aula, seguida por ambos chicos.
—Chicos —los llamó la profesora—. Ellos dos son Kei Tsukishima y Tadashi Yamaguchi, sus nuevos compañeros...
Mientras la profesora los presentaba, Kei dirigía una mirada intensa al chico que se sentaba junto a Hitoka, comunicándole claramente con sus ojos que se alejara. El chico comprendió el mensaje al instante y abandonó su lugar. El que se sentaba detrás de la rubia también se movió, intimidado por el aura que Kei había demostrado en su anterior visita al salón de clases.
—Tomen asiento —finalizó la profesora.
—Yachi —dijo Yamaguchi, despeinándola un poco antes de tomar asiento detrás de ella.
—Yamaguchi —respondió la chica, volteándose—. Qué bueno que están aquí —añadió, ahora mirando a Kei con una sonrisa.
Kei, que había estado frunciendo el ceño, relajó la mirada al ver a su amiga rubia tan feliz, lo que provocó una sonrisa en su rostro también. Hitoka volvió la vista al frente al comenzar la explicación de la profesora, y al hacerlo, la sonrisa de Kei se desvaneció y su ceño volvió a fruncirse.
Aún sorprendía a Yamaguchi los cambios de humor que experimentaba Kei cuando se trataba de Hitoka. Parecía que ella era la única capaz de hacer feliz a su amigo; de hecho, lo único que conseguía hacer sonreír a Kei era Hitoka. Su amigo nunca había sido de mostrar sus sentimientos, pero todo cambió cuando se enamoró de la chica.
A Yamaguchi aún le causaba gracia recordar cómo Kei le había contado todo lo que sucedió en el viaje a Tokio la primera vez que llegaron a su casa. Estaba nervioso y rojo como un tomate mientras relataba los hechos, lo que hizo que Yamaguchi no pudiera evitar reírse. Por supuesto, recibió un golpe de parte de Kei, pero al final lo ayudó y Kei pudo finalmente confesar sus sentimientos a Hitoka. Al principio, Yamaguchi temía perder a su amigo, pero eso no sucedió. De hecho, ahora había establecido una gran amistad con Hitoka.
—Voy a comprar a la cafetería —dijo Yamaguchi, levantándose de su asiento.
—Te acompaño —ofreció Hitoka. —¿Vienes, Kei?
—Tengo que recuperar el sueño perdido —respondió Kei, quitándose los lentes, poniéndose los audífonos y acomodándose para dormir.
—Vamos —dijo Yamaguchi a Hitoka, y salieron del salón de clases.
Hoy, los compañeros de Hitoka no hicieron ningún comentario por la presencia de Kei, lo que la hizo sentir más cómoda.
Yamaguchi y Yachi se sentaron a comer con los demás compañeros del equipo. Todos los días, durante la hora del recreo, se sentaban juntos a comer, y cuando faltaban veinte minutos para que terminara el recreo, se unía Kei. Era algo bastante habitual para ellos, aunque un tanto peculiar para los demás.
—Yachi, ¿qué te pasó en el labio? —preguntó Yamaguchi, alarmado.
Hitoka había olvidado por completo que se había maquillado los moretones para ocultar los golpes.
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Enamorada de Tsukishima
FanfictionQuien lo diria, me enamore de Tsukishima, ¡Estoy enamorada de Tsukishima! Narrado en capítulos cortos. Se prohíbe cualquier tipo de copia, y adaptaciones sin mi permiso. Asimismo, también queda prohibida reproducción de esta obra por algún otro medi...