Veintisiete

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—¿¡Nunca has tenido una cita con Yachi!? —exclamó Yamaguchi, sorprendido.

El rubio tapó rápidamente la boca de Yamaguchi y miró a su alrededor, asegurándose de que nadie los escuchara. Luego, señaló con un gesto silencioso que hiciera silencio.

Kei nunca había invitado a Hitoka a una cita, ya que no lo veía necesario. Siempre estaban juntos en las prácticas, en el receso y ahora en la misma clase, pero después de una semana ignorándola, quería recuperar el tiempo perdido.

—Entonces, ¿quieres invitar a Yachi a una cita? —preguntó Yamaguchi, ahora más calmado y en voz baja.

—Sí —confesó nervioso Kei.

—¿Y por qué me lo dices a mí? —preguntó Yamaguchi, confundido.

Kei estuvo a punto de responder, pero se detuvo al darse cuenta de lo vergonzoso que sonaría pedirle ayuda a su mejor amigo para invitar a su novia a una cita "romántica".

—¿No sabes qué hacer, verdad? —preguntó Yamaguchi después de unos minutos de silencio entre los dos.

—¿Tienes algún problema con eso? —respondió Kei a la defensiva.

Su amigo se golpeó la cara con la palma de la mano frustrado.

—Solo haz algo que sepas que la hará feliz a Yachi. Estando contigo, ella ya es feliz, así que no tiene que ser la gran cosa. No te preocupes —aconsejó Yamaguchi, dando golpecitos reconfortantes en la espalda de Kei.

—Me sigues pegando en la espalda y te arrepentirás —advirtió Kei, cansado, mientras Yamaguchi se detenía y le sonreía antes de seguir su camino, ignorándolo.

—¡Espera, Tsuki!

Al llegar al gimnasio, Kei vio a Hitoka hablando animadamente con Hinata, quien hacía gestos extraños mientras ella asentía con una sonrisa.

—Hinata, idiota.

—¡Ey! —gritó Kageyama—. Esa es mi frase.

—Kageyama, idiota.

—¿¡Ah!?

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Hitoka, acercándose.

—Kageyama tiene cara de que lo acaban de llamar idiota —susurró Hinata a Hitoka.

—¿¡Qué dijiste, idiota!?

—¡No estaba hablando contigo, Kageyama, idiota!

—¿"Idiota" es el único insulto que conocen? —preguntó frustrado el rubio.

Kei miró a su novia, quien intentaba calmar a los dos mientras discutían. Aprovechó la distracción y tomó su mano, alejándola de allí.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó directamente.

—¿Ah? —articuló confundida.

—¿Qué quieres hacer cuando terminen las prácticas? —repitió, nervioso.

—Algo así, ¿como una cita? —preguntó nerviosa ella.

—Sí —respondió jugando con sus manos.

Odiaba las emociones que le provocaba la pequeña; se sentía tan indefenso ante su ternura, como si estuviera desarmado frente a su encanto, incapaz de resistirse a su dulzura y vulnerable ante su amor.

—Está bien, ¿dónde iremos?

—No lo sé —admitió, concentrado en cómo invitarla a salir—. Luego se me ocurrirá, seguiré practicando.

Hitoka se aferró a la mano de Kei mientras caminaban juntos, sintiéndose confundida y un poco asustada por la idea de una cita con él. Aunque estaba profundamente enamorada, sabía que Kei no era expresivo con sus sentimientos y se preguntaba por qué de repente quería tener una cita con ella.

Al finalizar las prácticas, Kiyoko se quedó afuera, tratando de calmar a Hitoka mientras los chicos se arreglaban.

—¡Hitoka-chan, cálmate!

—Lo intento.

—¡Oh, estás aquí! —dijo Kei al salir del gimnasio—. Te estaba buscando para irnos.

—Es hora de que me vaya, Hitoka-chan —dijo Kiyoko, abrazándola antes de irse—. Cálmate —susurró al oído de Hitoka antes de partir.

—Yo también me voy —comentó Yamaguchi—. ¡Que les vaya bien! —dijo mientras se marchaba.

—¿Nos vamos? —preguntó Kei, mostrándole la mano a Hitoka, quien la tomó y se fueron juntos, entrelazando sus dedos.

Hitoka, con el corazón latiendo fuerte, seguía sintiéndose desconcertada por la propuesta de una cita con Kei. Durante la caminata, se preguntaba qué pasaría y qué significaba esto para su relación. Mientras tanto, Kei también estaba nervioso, pero decidido a hacer que esa cita fuera especial para ambos.

Al llegar a un lugar tranquilo, Kei se detuvo y miró a Hitoka con cariño.

—Hitoka, sé que nunca hemos tenido una cita formal, pero quiero que esta sea especial para nosotros. Quiero aprovechar este tiempo para estar juntos y mostrarte lo importante que eres para mí.

Hitoka asintió con una sonrisa, emocionada y con los ojos brillantes. Aunque aún se sentía un poco nerviosa, estaba emocionada por pasar ese momento con Kei.

—Estoy emocionada, Kei. Gracias por querer hacer esto por nosotros —dijo sinceramente, apretando suavemente la mano de Kei.

Con una sonrisa tranquila, Kei la abrazó con ternura, sintiéndose feliz de tenerla a su lado. Juntos, se prepararon para disfrutar de su primera cita, esperando que fuera el comienzo de muchos momentos especiales juntos.

Enamorada de TsukishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora