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kim minseok
Nunca quise ser una persona común, o corriente. Cuando niño, quería ser un astronauta, o un superhéroe o un chef. No quería tener un trabajo común, y tampoco una vida común. No me gustaban las personas que eran muy ocupadas, trabajar día, tarde y noche; llegar a casa y quedarme encerrado porque estoy cansado de mi día a día.
Y lo que menos me gusta, es haberme convertido en una persona común.
Tenía que trabajar día, tarde, y noche. Estudiar, y quedarme encerrado porque estoy cansado. Pero esa había sido mi elección. Y aunque lo pueda cambiar, no podría hacerlo ahora.
Empecé a estudiar derecho porque tomé mucha curiosidad sobre aquello desde muy pequeño. Muchos dicen que eso es gracias a que mi abuelo es un fiscal muy reconocido; o que mi madre haya sido una defensora en pensión.
Mi madre, sabiéndose cada una de las leyes, tenía también el control de utilizarlas a su manera. De las formas más tétricas posibles. Mi papá es un simple arquitecto con demasiados problemas por resolver.
Crecí en una familia fría, mis padres vivían discutiendo y mencionando el divorcio la mayor parte del tiempo. Mis hermanas vivían peleándose a golpes. Mi abuelo llegaba a la casa y golpeaba a mi padre por razones que no entendía. Yo todos los días, me escondía dentro de la casa o simplemente escapaba.
Mi primer trabajo a medio tiempo fue en una tienda de juguetes. Tenía 13 años, lo único que hacía era acomodar los juguetes en su lugar. No era la mejor paga del mundo, pero para cubrir mis gastos de estudiante mantenido, era demasiado bien.
Luego, mientras iba creciendo, encontré otro en una tienda de convivencia. Hacía el turno de la tarde todos los días, y algunas veces iba en la noche. Hasta que mis padres lo descubrieron y me obligaron a renunciar para concentrarme en mis estudios.
En mi último año, fue cuando empecé a buscar mi carrera universitaria y empezar a buscar un lugar para mudarme. Dónde fue cuando mi padre rápidamente me había recomendado Cloud9, y cómo me dijo que iba a ocuparse del alquiler, fue lo mejor de todo. Al principio, era sólo yo. Hasta que llegó Jongdae, y un mes más tarde Junmyeon. Nosotros tres teníamos esa casa vuelta un ocho, totalmente. Hasta que entraron nuestras responsabilidades y cada quien empezó a tomar su lugar para la llegada de Jongin.
—¿Qué le gustaría tomar? —Pregunté con una sonrisa servicial. El señor quedó mirando la carta, la cuál no necesitaba mucho, gracias a las veces que he visto su rostro aquí, ya sabía muy bien lo que va a pedir—, ¿Lo de siempre?
—Empecemos por ahí. —Asintió con gusto mientras, empezaba a ver el panorama del bar.
Comencé a buscar uno de los vasos de whiskys, mientras buscaba uno de los hielos detallados de la hielera. Sirviendo este y dejándolo sobre su porta vasos, di una leve sonrisa al señor mientras volvía a caminar a la pareja que seguía en la barra para atenderlas.
