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Kim Eunseo
febrero, 2017
Si pudieran darme la oportunidad de empezar de cero, lo hubiera hecho desde el momento en que salí de la secundaria. Ahora mismo, estaba totalmente perdida, y con el presentimiento de que esto era una mala idea. Nunca llegué a pensar que la universidad era el camino más fácil, menos cuando recién dejé las clases online desde mi casa y me transfiriera completamente a la ciudad. Después de todo, me tocaba aprender a ser una persona en el mundo real.
Y eso era lo menos lista que estaba. Ni siquiera sé dónde me quedaré (ya que solo sigo la dirección que mi papá me dejó junto a sus indicaciones) o con quienes me quedaré. Sólo recibí un "los hijos de mis amigos de la universidad, son buenas personas" de mi padre. Prácticamente me mando a vivir con desconocidos, chicos desconocidos, hijos de sus amigos que no ve desde hace 15 años.
Pero pensemos positivamente, ahora puedo conseguir un trabajo y mudarme después sola y... ¿Estaré bien? Ni siquiera lo sé.
Solo estaba nerviosa. No vengo de una ciudad cómo esta, para llegar a la escuela debía de cruzar un camino lleno de piedras y lodo —si, es algo que muchos padres dirían para que aprendas sobre su duro trabajo, aunque pueda ser una exageración—, no bromeaba, vivía en un pedazo de tierra el cuál cruzaba en una lancha a la ciudad, y el puerto estaba sucio. Mis padres se dedican a la fabricación de pasto y suelos fértiles para las cosechas y ganados de la mayor parte de la zona sur del país.
—¿Cloud9? —Me pregunté mientras veía la pantalla del celular tintinear, junto la voz molesta y robótica diciendo haz llegado a tu destino. Pagando la tarifa del taxi, y que este ayudara a bajar mi maleta para subirla por el pequeño escalón. Me quedé mirando la entrada de la casa.
¿De verdad es aquí? Me pregunté curiosa, mirando que era una residencia bastante linda y amplia. Pero se veía totalmente diferente a la foto que me había mostrado papá. Seguro había sido remodelada. Toqué el timbre, mordiendo un poco mis labios por la desesperación y los nervios. ¿Y si estaba en la dirección equivocada?
—¿Quién... eres tú...? —Preguntó un señor con curiosidad, mientras me miraba con extrañeza. Haciendo una leve reverencia, seguí las indicaciones de mi padre, entregándole un sobre con una nota. El lo observó curioso y se sorprendió, una vez lo leyó—, ¡Oh! Eres Eunseo, la hija de Eunhyuk. Pasa adelante, bienvenida.
Bien, eso fue rápido.
Me devolví a buscar mi maleta, entrando a la casa, y casi tener un debate con el señor, en quitármela de la mano para subirla por las escaleras. Contándome una breve historia de la casa y básicamente diciendo que los chicos eran buenos.