Terminé la trenza y me miré al espejo. Antes de la Rostelecom Cup había un pequeño campeonato al que debía asistir y ya faltaba una semana para ello.
–Tienes una expresión demasiado extraña, ___-san.
Pegué un leve brinco y curvé los labios tratando de dar con una sonrisa. Harumi ladeó la cabeza con algo de preocupación en el rostro. ¿Se notaba mucho mi incoherencia? De verdad que tenía mucha mierda en la cabeza.
–¡¡____!! ¡NO ES MOMENTO DE DISPERSARSE, A TRABAJAR!
Me gritó Luciano desde los bordes, me volví a sobresaltar... pero tenía razón.
–¡Lo siento!
Me incliné levemente disculpándome y coloqué de nuevo la canción. ¡Maldita sea! Mis pensamientos se giraron a Midorima, desde la cita había estado demasiado frustrada.
"–Gracias por acompañarme a casa.
Le dije esbozando una amplia sonrisa. El permaneció con su semblante serio de costumbre y asintió un poco más enérgico de lo qué tal vez quería.
–No... fue nada.
Me percaté de que tenía algo en el cabello. Ya sabía yo que una persona tan alta no podía pasar sin daños por un camino cubierto de árboles frondosos.
–Agacha un poco.
Le pedí agitando la mano para que se acercara.
–Tienes algo en el cabello.
Expliqué pues me vio con recelo unos segundos. No siempre tengo malas intenciones, Midorima. Bueno, en realidad no creo que molestarte un poco sea una mala intención.
Me hizo caso, doblo un poco las rodillas y agachó la cabeza, proseguí estirando el brazo y demoré un poco al tratar de removerla. Malditas ramitas. Fijé mi vista en su cara. Me miraba sonrojado hasta las orejas pues nuestra proximidad era demasiado íntima. Se me aceleró la respiración pero puse todo de mi para no demostrarlo, aunque no logré hacer mucho para evitar sonrojarme. ¡Pero si la valiente eres tú! ¡Contrólate! Sonreí tímidamente.–Ya casi está...
Solté en un hilo de voz. Sentí el viento pegar en mi cara y con él, el olor de Midorima. Menta... ¿con Manzana? ¿Qué olor era ese? Era embriagador... delicioso. Cuando retiré la ramita peiné sus cabellos y me incorporé, pero para mi sorpresa, Midorima seguía en esa posición, ahora todo su rostro fijo en mis ojos y con sus manos rodeándome los antebrazos. Maldicion, ¡por fin! ¡Por fin iba a besarme!
Entrecerré los ojos y me di un pequeño empujoncito hacia su rostro... pero de la nada se incorporó y me palmeó los brazos.–P-pensé que traías algo en la cara, pero era una sombra, lo siento.
Me giré de manera que le di la espalda y me sobé la cienes. Irritada. Rendida. Agobiada. Molesta. Decepcionada. Algo triste. Vale no, algo no... triste, profundamente triste.
–Que conveniente.
Susurré de mala gana. Me tomó del brazo y me jaló para que lo viera de nuevo a la cara. Al parecer se sorprendió de mi expresión. Mi cara ardía y de repente tenia demasiado calor.
Esta me la cobro, imbécil.
Luego de unos segundos de mirarnos el uno al otro el curvó los labios... estaba tratando de reprimir una risa, el muy cabrón.–¡Eres un maldito idiota!
Lo golpeé pero de mejor humor, algo divertida... cosa que el notó, aliviado. Me giré y me adentré a casa.
–Tan brusca como siempre. Te veré mañana.
Me giré para verlo una ultima vez. Me estaba sonriendo ampliamente así que le devolví el gesto y cerré la puerta detrás de mi. ¿En qué piensas, Midorima?"
Bufé y me giré a gradería. Midorima tenía su vista fija en mi. Cuando se percató de que lo veía de vuelta no hizo nada, pero supe que me saludaba. Agité mi mano en su dirección, Luciano también se giró a ver de quién se trataba, sonrió, pero inmediatamente frunció el ceño.
–¡Muévete! ¡Maldición!
Gritó. Le pedí disculpas una vez más.
A ver...
¿Cómo fue que lo dijiste?
"¿Cuál crees que es el sentimiento específico que puede definir el programa en general?"
Eso es imposible, Midorima. Niego, sacudo la cabeza de un lado a otro con un poco de dureza excesiva.
Tú sabes que soy un torbellino de sentimientos.
Pero...
Si fuera solo uno...
Amor.
Sería el amor.
Sonrío ampliamente hacia Luciano, quien me mira algo sorprendido. Pongo la canción en replay.
Ganaré, definitivamente.
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Cuando te tengo a mi lado...
Fanfic____ creyó que tuvo todo lo que siempre deseó hasta que conoció a Midorima Shintaro.