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La final de la Grand Prix estaba programada para ser en Japón y era en dos días.
Me hice bolita en el auto, aun quedaban 50 minutos para llegar a Nagoya.

–Tienes un aspecto terrible Tonya, das algo de miedo.
–Cierra la boca, esta es mi primera Grand Prix.

Luciano se rió y Tonya lo fulminó con la mirada, aunque ahora daba más risa que miedo. A mi lado, Midorima, con los audífonos puestos, cruzado de brazos y durmiendo.
Puse los pies sobre su regazo, para llamar su atención, pero solo abrió los ojos, me echó una breve mirada y los volvió a cerrar. No me pidió quitarlos de encima, es más, empezó a hacerme caricias en las piernas.
Me relajé, esta bien, te dejaré en paz.

...

–Bueno chicos, perdonen la espera. Aquí están las llaves de su habitación. Pórtense bien.

Midorima recibió las llaves como si nada y agarró mis maletas y las suyas, comencé a caminar hacia el ascensor. Tonya estaba estática y con la boca abierta.

–¿Con quién me voy a quedar yo?

Musitó con nerviosismo, Luciano frunció el ceño.

–Pues conmigo, Tonya. Vamos.

Tomó las maletas de Tonya y las suyas y los 4 fuimos en silencio al ascensor. Luciano estaba impaciente, Tonya nerviosa, a Midorima parecía no importarle nada y yo... tenía infinitas ganas de reír.

–Te veré mañana al desayuno, procuren dormir los dos que ya es muy tarde.

Agité la mano en su dirección para despedirlos y salimos del ascensor. Abrí las puertas de la habitación con agilidad y me boté en la cama como una estrella.
Midorima acomodó las maletas en el piso y repasó la habitación.

–Esta vez escogió la habitación con cama doble... iré a ducharme primero.
–Está bien.

Yo la verdad tenía cero ganas de ducharme pues hacía demasiado frío. Me puse un camisón enorme y unos shorts y me metí bajo las sábanas.
Abrí los ojos cuando sentí que la cama se hundía a mi lado y Midorima se metía bajo las sabanas y me rodeaba con sus brazos, estaba jodidamente helado.
Me pasó un escalofrío por toda la columna y el lo notó.

–¿Tienes frío?

Su voz sonaba ronca, definitivamente esta muerto del sueño.

–Uhm, es que estás muy frío.

Me giré para verle la cara y me pegué más a él, me dio un leve beso en la frente y cerró los ojos.

–Descansa.
–Tú también.

Me levanté desorientada pero a gusto, muy a gusto. Seguía abrazada a Midorima y el tenía una de sus piernas montada encima mío. Estaba profundo.
Miré el reloj de la mesita de noche: 12:04pm
Nos hemos saltado la hora del desayuno por muuucho, pero no me importaba, mañana era mi debut como senior en la final de la Grand Prix y Luciano me había dicho que podía usar el día como se me diera la gana.
Midorima se estiró y abrió los ojos despacio, sonreí con ternura y le di un beso sonoro en el cachete.
Me levante y fui directo al baño, ahora sí me quiero bañar.
Mientras estaba bajo la ducha recordé que no había traído la ropa para cambiarme... mierda.
Me terminé de duchar, me cepillé los dientes y me sequé el cabello, me rodee con una toalla y salí con precaución, Midorima estaba sentado en la cama leyendo algo en el celular. Salí dando brinquitos hacia la maleta sin poder mirar a Midorima a la cara, saqué la ropa y demás cosas volviendo al baño tan rápido como salí. Eso me pasa por descuidada ¿Ahora con qué cara lo voy a mirar?
Cuando volví a la habitación con pesadez, Midorima seguía con la vista fija en el celular, sin inmutarse, como si no hubiera visto nada.
Tal vez no me vió...

–¿Qué estás viendo?
–El horóscopo. Iré a darme una ducha rápida ahora.
–Vale.

Me tranquilicé y mientras Midorima estaba en la ducha se me ocurrió una idea para hacer el día de hoy. Cogí el teléfono, es hora de mover contactos.

Cuando te tengo a mi lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora