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–¿Por qué quieren salir hoy? ¡Debo empacar!
–Pues porque te vas mañana y queremos salir a hacer algo.

Agarré el abrigo de mala gana y me lo puse.

–Además no has salido con nosotras en semanas.

Se miraron entre sí y sonrieron.

–Y ustedes dos ¿Qué se traen entre manos? Han estado muy extrañas estos dos días...

Entrecerré los ojos, pero me ignoraron sin borrar esas sonrisas del rostro y me siguieron arrastrando por las calles hasta que llegamos a la zona comercial.
Luego tuvimos una tarde de chicas normal.
Hicieron que me probara ropa, accesorios, jugamos video juegos, comimos, hablamos y nos reímos mucho.

–¡Oh! ¡Este suéter debe de quedarte muy lindo!
–Tienes razón ¡Pruébatelo, ___-chan!

Lo tomé y sonreí. Me gustaba mucho el color vino tinto así que entré al probador y me lo puse. Me observe varios minutos en el espejo, estaba con un poquito de color en las mejillas.
Bien, por fin he recuperado algo de color.
Le hice una mueca al espejo, seguía viéndome triste y desolada. Estiré mis mejillas y sacudí la cabeza, hoy no quería pensar en él.
Cuando salí para pedir la opinión a las chicas ni Sana ni Tonya estaban. Suspiré y volví adentro. Volví a ponerme la camisa y el abrigo y me dirigí a la caja, el suéter me había gustado mucho.
Cuando terminé de pagar miré nerviosa a los lados.

–Las chicas han salido hacia allá.

Me dijo la recepcionista con una sonrisa. Le agradecí aliviada ¿Por qué me dejaron botada?
Me puse de mal humor en seguida ¿Para esto querían sacarme de casa?
Caminé un buen rato y saqué el celular para llamarles pero me mandaba a buzón.

–Tonya, esto no es divertido, si no las encuentro en los próximos 15 minutos me iré a casa.

Miré la hora 5:37pm, empezaba a oscurecer. Caminé hacia mi lugar de malteadas preferido con las manos en los bolsillos.

–¿Por qué tan seria, preciosa?

Levante la vista, un grupo de chicos de la escuela se acercaron a mi, frené el paso a regañadientes.

–¡___! ¡Te has cortado el cabello!
–Así es...

Forcé mis labios hacia arriba, consiguiendo sonreír. El chico más alto se acercó demasiado y cogió entre sus dedos un mechón de mi cabello, me estremecí incómoda.

–Casi no te reconocí... te ves más sexy así.

Fruncí el ceño, que tipo más maleducado. Di un paso atrás volviendo a recuperar mi espacio personal.

–Un placer verlos, chicos. Yo... estoy esperando a alguien, así que me iré...
–¿A Midorima Shintarō?

Preguntó el chico que me había dicho preciosa. El alto se echó a reír y volvió a acercarse a mi.

–Claro que no... ustedes terminaron ¿No es así?

Asentí.

–¿Por qué mejor no vas a dar una vuelta con nosotros y luego nos enseñas ese programa corto tuyo en otro lugar?

Abrí los ojos como platos, ahora con algo de miedo.

–De verdad estoy esperando a alguien.

Mascullé entre dientes, con rabia.
De repente a los chicos les cambio la cara. Retrocedí varios pasos hasta que me choqué con alguien.

–Disculpa...

Le dije y alcé la vista, Midorima me miró de vuelta unos segundos y luego a los chicos que se pusieron alerta enseguida.

Cuando te tengo a mi lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora