¡Feliz año 2018 a todos/as! :D
Antes de nada, pediros perdón por un pequeño error que cometí en el capítulo pasado y puede despistar: el anterior era el nº10, no el 11, se me coló por la numeración que tengo en la historia... No puedo editarlo porque estoy participando en un concurso, así que más adelante lo solucionaré.
Sobre el capítulo: me encanta, es de los que más me gustan, porque está inspirado en un par de películas que abajo desvelaré por si no os dais cuenta de la referencia.
Lord Mulligan era uno de esos hombres que poseen una cantidad ingente de dinero, y muy poco cerebro para saber cómo utilizarlo. Su fortuna podía permitirle ser uno de los pocos nobles que poseían un pequeño hipódromo en sus terrenos, sólo por el hecho de ser una excusa para juntar al mayor número de invitados ilustres. Sin embargo, su aspecto rechoncho, descuidado y un carácter demasiado cargante,hacían que todo el que se acercase a él, y por ende a su hijo, lo hiciera sólo por interés.
Era uno de los hombres más despreciados por lady Angela, tanto era así que ni siquiera fingía una sonrisa como saludo, pero esta vez la muchacha acudía acompañando a sus padres, así que tenía que comportarse.
–Vaya querida, a tu amiga lady Sophie le ha quedado el vestido como un guante.–comentó lady Cassidy, a quien todavía no le había desaparecido el acento después de muchos años en las islas. Su cabello tendía ahora al gris, pero conservaba la elegancia de antaño.
–¿Qué dices, querida, que lady Sophie es esa joven?–lord Cassidy ajustó los lentes, sorprendido de ver a la dama tan bien vestida y con la confianza necesaria para parecer de la realeza.
Lady Angela sonrió satisfecha. Su amiga acababa de hacer su entrada triunfal al evento, y no le faltaban curiosas a su alrededor preguntando dónde se había comprado el vestido, y miradas de algunos caballeros.
–Perfecto, Lucy. La primera parte del plan da resultado.
Sophie Collingwood tenía que reconocer que el poder de la vestimenta era fabuloso, y que ella se sentía radiante ese día. Le encantaban los sombreros, y esa pamela con lazo rosa de gasa cumplía las expectativas en cuanto a exquisitez. Se acompañaba de un traje de escote cerrado con manga tres cuartos, y una gran abertura en la espalda, la única concesión atrevida que se permitió. La falda se remataba con un gran volante, y su color hacía juego con el lazo dela pamela. Además, llevaba la sombrilla indispensable en ese tipo de eventos y unos binoculares.
–¡Lady Sophie! Está usted guapísima, mi niña. Me encantan sus pendientes, ¡y qué vestido! ¿Dónde lo compró?–lady Mulligan la avasalló con fingido entusiasmo, pero ella se quedó en blanco sonriendo sin saber qué decir.
–Oh, yo creo que lo he visto antes. Es de este diseñador francés que está tan de moda ahora, Alice –la madre de Angela la socorrió enseguida con su pequeña mentira–. Lady Sophie, creo que mi hija la está buscando para ir a dar suerte a los corredores.
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Un engaño para el amor
Ficción históricaLady Sophie tiene un carácter bondadoso e inteligente, que se ve opacado por una capa de desdén y desprecio a la sociedad que la ha humillado tanto tiempo. Y una víctima más de su lengua afilada, no resulta ser otro que el amigo escocés de lord Cass...