58. Dejémonos de charla

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Ahora sí que sí, el último capítulo de "Un engaño para el amor"

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Ahora sí que sí, el último capítulo de "Un engaño para el amor". Podía habérmelo ahorrado, o haberlo incluido en el anterior, pero así tenía una manera especial de despedirme.

Advierto a todo lector/a que lea esta escena (un poco subida de tono, pero bastante sutil) que no he escrito nada como esto nunca ajajajaja No estoy en contra de ellas, y me gusta leerlas, aunque también es cierto que creo que no son imprescindibles para una historia romántica :) En algunos casos me parece que quedan muy bien, y en otros que sobran. Es cuestión de saber integrarlas y narrarlas bien (porque en mi opinión, se puede caer en la vulgaridad) Obviamente esto es una opinión personal de lectora; todos/as tenemos gustos distintos y por supuesto no voy a criticar a nadie que opine lo contrario jajajajaja

La cuestión es que decidí hacerla por probar a ver qué tal resultaba. Realmente soy malísima, porque ya os digo que no estoy acostumbrada, así que no esperéis grandes cosas. Es un capítulo de "regalo", por así decirlo (aviso para no crear expectativas) jajajajaa

Si esta historia ha llegado a donde ha llegado, ha sido por todo el apoyo que le habéis dado. No hay manera de agradecéroslo uno por uno, así que lo hago en general: muchas gracias por vuestro tiempo, por vuestros comentarios (que son más útiles de lo que pensáis) y los votos. También por vuestra simpatía, vuestra educación y vuestro ánimo. 

Yo, como escritora (bastante novata aún a mis veintitrés primaveras jajajaja), intentaré  mejorar para próximas historias. También soy "anti-segundas partes", así que todo lo que surja relacionado con esta historia, lo añadiré como capítulos cortos extras. Estaré trabajando en otras ideas, eso sí, pero no puedo prometer nada aún.

Perdón por todo este rollo :) Disfrutad de la lectura.

Era un alivio poder pisar suelo firme por primera vez en varias horas. Se quitó los zapatos dejando respirar sus maltratados pies. La sensación de despejar su cuero cabelludo de horquillas, dejando caer el cabello, ahora ondulado, también fue extática. Se sacudió la melena para ahuecarla, dándole un poco de volumen, y quitó las joyas que llevaba en manos y orejas. Por fin, algo de paz y silencio.

O no, pensó cuando la puerta del cuarto destinado a la duquesa se cerró de pronto. Ni se había dado cuenta de que se había abierto, cuando vio al duque parado frente a ella, con una expresión triunfal que transmitía su actual falta de vías de escape. Sonreía, bloqueando la puerta, y ella se sintió extrañamente nerviosa.

–Estás haciendo la labor que se supone le toca al marido.–dijo en tono juguetón. Oh, ya sabía por dónde quería ir. Podía notarlo en sus pasos lentos de pantera, y en su valiente mirada de cazador.

Él llevaba toda la ceremonia deseando que llegase ese momento en el que pudiese acorralarla sola y vulnerable. Si había algo que le hiciese más feliz que tenerla de nuevo junto a él para poder llamarla esposa, era que por fin podría tocarla libremente sin pudor. Podía reclamarla como suya, y sería otra buena manera de pedirle disculpas...No había apartado la vista de su esposa ni un segundo, y en cuanto la vio subir a cambiarse, aprovechó esa oportunidad para escapar de la fiesta y seguirla. Ningún brindis o felicitación más podría detener sus ganas de comenzar la noche de bodas.

Un engaño para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora