50. Adiós, lord Graham

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¡Y ya llegamos al capítulo 50, con muchas visitas y estrellitas de regalo! ¡Yuju! :D 

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¡Y ya llegamos al capítulo 50, con muchas visitas y estrellitas de regalo! ¡Yuju! :D 

Este capítulo os hará respirar de alivio a muchas jajajajaj Se puede intuir qué pasará por el título, ¿verdad? ;) Me moría de ganas por actualizar y ver qué os parece. Ahora sí que sí, Annelise es lo último que hace, lo prometo :D

Hoy es el Día del Libro en España, así que muchas felicidades a todos/as :)

–Teníais razón, milady, ¡mi hermano se ha vuelto loco! El castillo entero es un caos, a cada uno que pregunto no sabe lo que ocurre...Esto no puede seguir así.–Kirk, enfadado como nunca, tomó asiento en el banco bajo el sauce al lado del lago, donde se había ubicado lady Sophie para tratar de calmar su angustia.

La joven esbozó una sonrisa desganada, y siguió contemplando el paisaje con la vista empañada. Estaba cargada de frustración, ira, desesperación y tristeza. No había nada bueno dentro de ella en esos momentos, por eso optaba por el silencio.

Sí, al parecer su presencia en Escocia había alterado no sólo su vida, sino la de esas personas que vivían tranquilamente y felices, comiendo, cuidando sus tierras y celebrando de vez en cuando. En el tiempo que Kirk se tomó para tratar de cambiar la opinión de su hermano, ella ya había tomado una decisión.

–Lo siento, Kirk, pero no voy a dejar que me lleven como una vulgar prisionera. Ya bastante encerrada me siento aquí.–le dijo en un hilo de voz–. Tendrás que despedirme de tus tíos y, sobre todo, del señor O'Leary–quien había hecho un pequeño viaje de ocio a Kirkcaldy esos días–. He sido muy feliz aquí, aunque no lo creas. Ha sido duro al principio, y cuesta mucho que confiéis en extraños, pero me ha gustado compartir tiempo con vosotros. Me voy a ir, Kirk.

–¿A dónde?

–Me vuelvo a casa. Me escaparé si tu hermano no me deja, no es algo para lo que no esté preparada. Desde que llegué aquí tenía un plan por si algo así pasaba.–reconoció un poco avergonzada. Kirk no dijo nada; comprendía que la muchacha tuviese sus reservas.

–No iréis sola, querida Sophie. Os ayudaré a salir de aquí si hace falta. Yo también me iré.–anunció el joven, sorprendiendo a la mujer–. Creo que mi hermano necesita un escarmiento de este tipo. Sin Vignerot, usted o yo, se va a venir abajo enseguida.

–¡Kirk, eres muy joven, no hagas esto por mí! ¿Dónde irás, si no?–dijo angustiada la dama.

–Iré a Liverpool, a la casa de verano de Gaspard Vignerot. Me acogerá sin problemas, y así podré escoltarla hasta allí, y luego proseguirá en un carruaje hasta Surrey. Es lo mejor que le puedo ofrecer.

–Será suficiente. Gracias, Kirk.

~*~

Echaría de menos su habitación en la torre, digna de la princesa Rapunzel, con las perfectas vistas del amanecer y el lago. Aparte de servirle como cárcel particular, le confería cierta privacidad que disfrutaba. Nadie la molestaba, podía hacer lo que quisiera, moverse sin problemas...Y empaquetar todas las cosas para su huida sin que nadie sospechase.

Un engaño para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora