47. Au revoir, monsieur

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Otros dos capítulos que van juntos para no haceros sufrir mucho, y bien rápido :D No os podéis quejar jejejeje En este vemos un poquito de dolor del duque (cosa que estáis esperando, que yo lo sé :D) y otra de las tretas de Annelise

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Otros dos capítulos que van juntos para no haceros sufrir mucho, y bien rápido :D No os podéis quejar jejejeje En este vemos un poquito de dolor del duque (cosa que estáis esperando, que yo lo sé :D) y otra de las tretas de Annelise.

Sé que estáis deseosas de que el duque descubra la habitación. Todavía no lo va a hacer, pero tiene una explicación :D Quiero que todavía no lo sepa, para que se dé cuenta de todo llegado el momento, como una especie de revelación total (estoy destripando un poco la historia jajaja) Por eso busco "excusas" para que no lo averigüe. Y en este capítulo comprobaréis que el cachorrito sigue bien :) (ya me había anticipado a la preocupación general jajajajaja) 

Por cierto, me encanta ver entre los comentarios que se abren conversaciones y debate entre las lectoras jajaja Me parece algo muy bonito :)

Sophie recobró la consciencia gracias a las pequeñas lamidas cariñosas del cachorro de sabueso. Estaba tendida en un sofá del salón principal, donde la habían puesto para no subir tantas escaleras y atenderla más rápido. Mientras el doctor le quitaba las astillas y sanaba sus heridas, le había proporcionado algo de whiskey, por lo que sus recuerdos eran difusos. El caso es que se despertó con un dolor de cabeza horrible y con bastante escozor en ciertas zonas de la piel.

–Por fin vuelve en sí.–anunció la satisfecha voz del doctor­–. Joven, ¿qué tal se encuentra?

–Horrible. –dijo con la voz pastosa, enfocando la mirada hacia algún punto. Allí estaba reunidos todos los hombres alrededor de ella, todos con la preocupación pintada en sus caras.

–Bueno, eso es normal después de los golpes que se dio. Va a tener que hacerse curas en esos brazos varios días para evitar que se infecten, y sobre todo no realizar mucha actividad física, porque tiene un tobillo lastimado. Realmente la caída ha sido más aparatosa que el daño en sí, pero nos ha dado un buen susto.

–Creo que he tenido suficiente actividad física por lo que resta de año.

–¡Bueno, si está bromeando, es que se encuentra mejor!–anunció alegremente Andrew Graham, atrapando entre sus fuertes brazos al perro (que era parte de su camada), y todos resoplaron de alivio, sonriendo un poco. A Sophie le hizo gracia que los mismo que se habían pasado una semana sin hablarle, estuviesen allí reunidos, preocupados por su estado de salud.

–Nos ha asustado mucho, señorita. Estaba usted tan...quieta.–le dijo Kirk arrodillándose frente a ella con una gran expresión de dolor.

–Tranquilo, no es nada. El doctor ha dicho que estoy bien, sólo son rasguños.–tomó su mano y la apretó firmemente, dándole un poco de ánimo. Kirk le contó cómo se había caído y lo horrible que fue verla dando tantas vueltas, golpeándose contra todo. También le dijo que fue su hermano el primero en acudir a su rescate.

Un engaño para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora