Capítulo 9: Dolor De Vuelta

140 22 266
                                    

La puerta metálica sonó unos instantes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La puerta metálica sonó unos instantes. Cuando la joven Yagami pensaba que nadie respondería a sus gritos de desesperación, su esperanza volvió rápidamente a su ser. Sabía que quien cruzaría la puerta no sería nadie de su agrado, pero al menos alguien entraría y rompería ese infernal silencio que se estaba apoderando de ella.

Kayn la había dejado salir con anterioridad, no la quería tratar como una prisionera, no lo era, pero por miedo a que ella se escaparse sin que llegase a recordar nada, solo la había dejado salir para hacer sus necesidades, comer un poco y que la diera el aire. Apenas una hora en total.

Una pierna entró en aquella habitación seguido del resto del cuerpo que no pertenecía al hombre que lo controlaba. Tanto Saori como Kayn se miraron unos instantes hasta que ella, un tanto orgullosa, se cruzó de brazos y desvió su mirada de la de su supuesto esposo.

— ¿Me vas a dejar salir de una maldita vez? — Murmuró.

Ya había conseguido algo más de confianza y ahora no se dejaba intimidar ni nada parecido, aunque el miedo siguiera en sus venas.

— Al menos sigues teniendo el mismo carácter de siempre.... — Fue entonces cuando Saori elevó su mirada y vio una leve sonrisa por parte de aquel hombre.

No pudo negarlo, aquella mirada, aquella sonrisa, el tono de su piel y de sus cabellos. Le pareció demasiado hermoso.

Dado que Saori no se dignó a contestar, el azabache caminó hacia ella y se sentó a su lado, algo temeroso de que ella fuera a salir corriendo.

— Quiero volver a mi casa... — Susurró, esta vez dejando ver el dolor en sus palabras.

Kayn la observó por unos segundos, analizando su rostro y su belleza. Le partía el corazón verla así y no soportaba más retenerla de aquella manera. Miró hacia ella suelo y suspiró.

— Puedes marchar a casa.

Sus repentinas palabras hicieron que el corazón de la joven saltara de golpe. ¿Qué acababa de decir?

Pues lo que has oído Saori, que ya puedes volver a ser tan libre como el pájaro que instantesantes había espiado a Kayn y a las demás sombras. Es decir, que la joven seguiría vigilada a pesar de creer tener la libertad.

Sin dudarlo ni un instante, se incorporó del suelo y trató caminar hacia la salida. Y digo que trató caminar, porque su brazo fue agarrado por Kayn antes de que pudiera dar un paso.

— No le digas nada a nadie y mucho menos a tu hermana... Es la única condición. Bueno, hay otra más. — Su ojo observó a la joven por unos instantes. — Deja que vaya a verte a menudo.

Muda se quedó la azabache en ese momento, sin saber que responder durante un lapso de tiempo, pero sabía que no tenía otra opción, podría pensar en una solución al salir de allí, pero por ahora era eso o quedarse encerrada hasta saber cuando.

Lazos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora