Apenas quedaban unas horas para que cierta joven castaña cumpliera sus diez años de edad, como así mismo, otro chico que vivía un tanto alejado se encontraba en su misma situación. Ambos, a pesar de tener vidas un tanto diferentes, parecían estar destinados al mismo final una y otra vez, por un acto que ellos mismos realizaron tiempo atrás, sin llegar a saber las graves consecuencias que esto tendría.
Aunque para uno de ellos la noticia de saber que su deseo se había cumplido, le haría tremendamente feliz, al otro le otorgaría una gran desgracia.
Sí, claramente estamos hablando de Kayn y de Ayana, aunque, en esta segunda vida sus nombres no habían sido los mismos.
La familia en la que vivía Ayana, humildes granjeros, no estaban pasando por su mejor momento. Las lluvias torrenciales habían destrozado todos los alrededores, parte de las reses habían escapado, y otras incluso habían sido perjudicadas enormemente.
Todo el terreno estaba lleno de barro, la cosecha de ese año estaba echada a perder. ¿Por qué? ¿Por qué aquel año había tenido dos grandes y monstruosas tormentas?
La respuesta era muy sencilla.
El Ninshuu.
Ya apenas se utilizaba esa palabra, pero en algunos sitios aún tenían el recuerdo de Asura, incluso llegaban a venerarle. Aunque algunos le idolatraban y mantenían sus costumbres, otros utilizaban aquellos conocimientos para sus propios beneficios.
Había otras familias que habían utilizado prácticamente toda su vida aquel chakra, para poder combatir, pero la gente que había causado tantas tormentas no solían utilizarla en combate.
Había una granja no muy lejos de allí. Habían reabierto sus puertas recientemente, pero la granja de la familia en la cual vivían Saori y Ayana tenía la gran parte de los clientes. Por ello, habían utilizado sus conocimientos para crear recurrentes tormentas que destrozaran los pastos y de paso, el ganado.
— ¡Rya! No puedo con todo este lodo. — Gritó una pequeña de cinco años.
Había tratado eliminar toda el agua posible, pero el barro dificultaba la situación a más no poder.
La chica que había sido nombrada recientemente, apareció con rapidez en el granero. Su ropa estaba completamente sucia y su cabello castaño estaba revuelto.
— Ya voy, ya voy. — Dijo desesperada al no dar abasto con todo.
Salió con rapidez hacia el exterior y tiró hacia el aire todo el barro líquido que había acumulado en el cubo que portaba. Sus ojos, justo antes de decidirse a entrar, vislumbraron a un joven apoyado en las vallas que rodeaban todo el perímetro de la granja.
La chica de nombre Rya, miró con curiosidad a dicho hombre y sopló el mechón de pelo que se había metido entre sus ojos. Frunció su ceño y se aproximó hacia el lugar, intentando sonreír por si se trataba de algún cliente que no hubiera podido reconocer.
— Hola, ¿puedo ayudarte en algo? Como puede ver, no tenemos ahora mismo mucho género… hemos tenido problemas y…
— A-Ah, no, no, tranquila. Es que… ¿Hoy cumples diez años verdad?
La castaña se quedó completamente paralizada ante la pregunta.
— Eh… Sí, bueno…
— Pues para tener solo diez años hablas bastante bien. — Comentó con una sonrisa aquel extraño chico. — No has cambiado en eso.
— Ahm… Gracias, supongo. Si me permites, tengo que seguir trabajando.
La chica comenzó a marcharse de allí al verificar que no se trataba de un cliente, y reanudó su quehacer.
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Lazos oscuros
FanfictionUniverso alternativo de Naruto. Yagami Aya, una joven que recientemente se ha unido a ANBU verá como su vida empieza a cambiar rápidamente, ya no solo por su nuevo trabajo, sino por las leyendas que empezarán a rondar en su historia. Así mismo, la...