Lazos oscuros

Capítulo 30: Confusión de sentimientos

Sus ojos seguían mirando al peli plata, sintiendo como poco a poco algo en su pecho se arrugaba, incluso llegando a sentir incomodidad. Su cabeza, analizaba la situación de la vida que había vivido sin recordar nada, examinaba todos los pensamientos y sentimientos que sintió por aquel hombre y moduló una leve mueca de desaprobación.

Sin embargo, no había tiempo ahora para pensar en eso, tenía al hombre que más odiaba delante de ella. Así, sus ojos volvieron a posarse en el cuerpo que Kayn estaba controlando.

¿Qué sería lo mejor? ¿Tratar de sellarle ahora sin previo aviso? No tenía fuerza suficiente, era consciente de que su cuerpo estaba muy débil y tampoco sabía si él había aprendido algún otro jutsu.

Él jugaba con ventaja, si se arriesgaba a hacer algún movimiento peligroso, echaría todo a perder.

Así, optó por la opción de disimular.

— Suéltame, ese hombre es el que mató a Shamara.

— No le hagas daño. — Escuchó decir en voz baja al shinobi, aún mientras miraba de reojo al cuerpo de su amigo.

— Oye, oye, agradezco tu protección, ¿sabes? Pero sé defenderme solito. Por cierto, ¿nunca te han dicho que es de mala educación presentarte usando un clon?

En el preciso instante en el que dijo aquella última palabra, Kayn alargó parte de su humo y absorbió toda la energía que había acumulada en aquel kage bushin.

Miró hacia su derecha y se giró hacia aquella posición.

— Venga vamos, ven aquí, no seas tímido.

La verdadera silueta del peli plata avanzaba hacia el lugar con una mirada seria. Ambos miraban sus sharingan, uno con recelo, y el otro con rabia.

— No creas que has estado hablando todo este tiempo con alguien que está vivo, tu amiguito está muerto desde hace mucho tiempo, solo he cogido prestado su cuerpo.

Aya miró con rabia a Kayn. Sabía que estaba mintiendo, pues conocía los requisitos del sellado que había realizado el Uzumaki, sin embargo, no dijo nada para no destapar su coartada.

— Realmente es penoso que te apoderases del cuerpo de un niño. — Dijo el Hatake cuando se aproximó a Aya.

— Bueno… No es que esté muy orgulloso de haber hecho esto, quiero decir, era un cuerpo bastante débil, debí haber apuntado a algo más interesante, pero el tiempo no jugaba a mi favor. De cualquier modo, no sufras, el cuerpo de tu amiguito podrá ser enterrado de nuevo dentro de poco, eso sí, la tumba tendréis que hacerla más grande…

Parecía que cada palabra que decía provocaba que la rabia se acumulara más en el peli plata. Esto no pasó desapercibido por Aya, pues ella agarró el brazo del shinobi y tiró de él hacia atrás.

— No vamos a poder enfrentarnos a él. Déjalo ir. No creo que se haya tomado tantas molestias en ayudarme a salir de allí como para que ahora quiera matarme.

El rostro del azabache permanecía completamente neutral, pero al escuchar aquellas palabras por parte de la castaña, dio un par de pasos hacia adelante.

— Créeme que ardo en deseos de matarte, pero quiero hacerlo con mis propias manos. — El humo comenzó a rodear el cuerpo del Uchiha poco a poco. — Además, antes podemos divertirnos todos un poco. ¿Te suena de algo en nombre de Uchiha Madara?

Sí, sabía de quién se trataba, pero no lograba entender el motivo por el cual Kayn estaba interesado en él.

Aún así, no dijo nada al respecto, solo observó como el humo casi había recubierto por completo su cuerpo.