- 5 años-
Las aves que recorrían el cielo parecían querer acompañar a la pequeña niña que caminaba alegremente hacia el río más cercano. La vasija que traía en sus brazos casi era más grande que ella y a duras penas podía sujetarla, pero aún así era feliz por haber salido de su aldea y haberse alejado de las quejas y réplicas de sus padres. Ellos eran los responsables del poblado y ella debía estar a la altura, pero por mucho que lo intentara, era incapaz de llegar a hacer lo que supuestamente debía poder hacer.
Tan solo tenia cinco años y las responsabilidades estaban muy por encima de su edad. ¿Pero qué podía hacer la pequeña? Ella no había impuesto las normas de su aldea, ni tampoco sus costumbres. Por mucho que llevaran unos cuantos años pudiendo usar el Ninshu, algunas gentes no eran capaces de controlarlo correctamente, y muy a pesar de sus padres, Ayana parecía ser una de esas personas.
Al menos, era incapaz de usar aquel jutsu médico tan apreciado por las gentes de su aldea. Por ello no soportaba las críticas de sus padres, pues pensaban que ella simplemente trataba de zafarse de sus responsabilidades. Siempre había sido una pequeña niña traviesa que quería conocer mundo, que no quería pertenecer a la familia encargada de su aldea ni realizar todas las obligaciones impuestas.
Solo era una niña de cinco años, creo que todos los aquí presentes estaremos de acuerdo en que no se le puede pedir muchas responsabilidades a una niña pequeña, pero la vida por aquel entonces no era fácil.
¿De cuánto tiempo atrás estamos hablando?
Pues bien, hacía ya miles de años que los humanos existían, pero tan solo habían pasado unos cien años desde que el ninshu se había dado a conocer como tal gracias a Otsutsuki Hagoromo. En la aldea de Ayama sin embargo, tan solo llevaba veinte años, pues Ashura se había encargado de enseñarles tal hazaña tras compartir con ellos su poder.
Pero como bien dije antes, Ayana no era capaz de hacer aquello, o al menos, no sabía controlarlo correctamente.
Así, ahora que estaba caminando a pasos dificultosos por el camino poco trazado que llevaba al río, una sonrisa recorría su rostro. La gran vasija pesaba tanto que cada poco tiempo tenía que volver a sujetarla correctamente, pues se le escurría de sus manitas.
La larga túnica blanca que llevaba puesta tampoco es que ayudara mucho. Casi se enredaba con las largas telas que la cubrían hasta sus sandalias, pero por el momento no tenía muchos problemas en andar.
La cuestión que ella no había llegado a plantearse, era como podría ser capaz de volver con el peso del agua, si ya con el solo peso de la vasija se le escurría sobremanera.
Aún así, ella continuó andando hasta llegar hasta el río. Se acercó a la orilla y tumbó la jarra para llenarla con la corriente de agua a su favor, dejando así que el agua entrase a voluntad propia.
— ¿No andas muy lejos de tu aldea, pequeña?
Una voz que la joven no logró reconocer apareció sin esperarlo. Ayana soltó sin dudar el tarro y se giró para contemplar a aquel que había hablado. Sus ojos verdes observaron con mucha atención a un joven que le doblaba la edad. Una amable risa fue formada por aquel chico al ver la incredulidad de la niña. Dio un paso hacia adelante para saludarla con amabilidad, pero ella inmediatamente dio un paso hacia atrás, casi llegando a meter su pie en el río.
— Oye... Tranquila, no voy a hacerte nada.
Ayana se mantuvo en silencio, no quería decir nada, o al menos en ese momento. La indumentaria del chico le delataba, pertenecía a aquellas aldeas que utilizaban el ninshu de una manera completamente opuesta a sus creencias. Asesinar con aquel poder y protegerse de sus enemigos a base de sangre, eso era lo que hacían.
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Lazos oscuros
FanfictionUniverso alternativo de Naruto. Yagami Aya, una joven que recientemente se ha unido a ANBU verá como su vida empieza a cambiar rápidamente, ya no solo por su nuevo trabajo, sino por las leyendas que empezarán a rondar en su historia. Así mismo, la...