Lazos oscuros

Capítulo 14: Deseos

La temperatura de aquella agradable mañana era suave, no hacía tanto calor como los días pasados pero tampoco hacía frío. Una bonita mañana a los ojos de Rin, quien caminaba hacia la casa de Aya para acompañarla de nuevo, aunque hoy no se dirigirían hacia el cuartel ANBU . 

Apenas caminó durante diez minutos hasta llegar a la casa, donde justo antes de llamar a la puerta, ésta se abrió de par en par. Sus ojos castaños se abrieron por el inesperado acontecimiento, al igual que los de Aya, pues tampoco se esperaba ver a la Nohara allí.

— ¿Rin?— Cuestionó en voz baja.

Miró hacia atrás, casi como deseando que nadie la hubiese escuchado hablar. 

— A-Ahm... Sí, bueno, es que...

La castaña detuvo sus palabras, no comprendía muy bien el proceder de Aya, pues ella ahora salía de la casa sin hacer nada de ruido y trataba de cerrar la puerta de la misma manera. 

— No tenías porqué acompañarme hoy también al cuartel, pero gracias.— Susurró la Yagami con una leve sonrisa. 

Fue entonces cuando Rin se percató de las vendas que cubrían el hombro de Aya, por lo que frunció el ceño y las señaló con curiosidad.

— ¿Qué te ha pasado? 

Aya comenzó a andar hacia las calles, parecía que quería salir cuanto antes de su casa y que no quería ser escuchada. La de manchas púrpuras no dijo nada más al comprender lo que quería, y una vez estuvieron lo suficientemente lejos, la volvió a cuestionar.

— No te preocupes por esto, fue un pequeño accidente ayer en una misión.

Todos sabemos que aquello era mentira, pero ella no se atrevía a decir la verdad a Rin, no la conocía apenas, solo quería contarle todo lo sucedido a su hermana, con quien más confianza tenía, puesto que si lo hacía con sus padres la cosa se pondría peliaguda. 

Rin, por el contrario, sabía que Aya trataba de ocultarla algo. Sabiendo lo que Kazuo hacía y deshacía no era de extrañar que la hubiera podido hacer algo, aunque tampoco quería presionarla y continuar preguntando.

— A-ah... escucha, no venía a acompañarte al cuartel ANBU, sino a llevarte a nuestra base, si es que se la puede llamar así...

La Yagami arqueó una ceja. 

— ¿Qué? Tengo que ir a trabajar y...

— Ya, bueno, convencí a Itachi para que te cubriera, así que no hay nada de qué preocuparse. Además, ¿no le pediste ayuda a Kakashi anoche?

La castaña de cabellos largos se mantuvo estática, sintiendo como se había metido en un aprieto. Si el Hatake la veía con aquellas vendas sabría que Kazuo habría tenido algo que ver y no quería meterse en una situación como aquella. 

— Sí pero... Creo que hoy no podrá ser, hay una misión importante en ANBU. No quiero dejar a... Itachi solo en la misión.

— Hombre, solo, solo no va a estar. Hay tres más con él, ¿no? Igualmente, ya sabe que vas a faltar.

Aya miró de manera tensa a la chica, no sabía como decirla que no quería ir sin levantar sospechas.

— Justo ayer hablé con Danzo de mi embarazo... No le agradó nada saberlo, estaba bastante enfadado, no quiero faltar y que crea que voy a hacer algo indebido, lo mejor será que vaya, al menos por unos días.

Los labios de Rin se encontraban separados. Otro motivo más para odiar a Danzo.

— ¿Cómo que no le agradó lo de tu embarazo?